La economía de Brasil sufrió en el tercer trimestre su mayor contracción desde inicios del 2009, nuevamente con un desempeño por debajo de lo esperado a medida que menores inversiones y un incremento en la capacidad ociosa de las fábricas diluyeron un tenue crecimiento.
La economía se contrajo un 0,5% en el tercer trimestre respecto a los tres meses previos, anunció hoy la agencia gubernamental de estadísticas IBGE, una vez más debajo de los pronósticos. El mercado apostaba a que el Producto Bruto Interno cayera un 0,2%, según la mediana del pronóstico de 40 economistas encuestados por Reuters.
El frágil trimestre reforzó los temores sobre Brasil, que en los últimos años ha tenido problemas para contener la inflación, mantenerse competitivo y ha ensombrecido la reputación ganada en una década de robusto crecimiento.
Aunque la perspectiva de una recesión en la mayor economía de América Latina parece aún poco probable, el frenazo sugiere un escenario de débil crecimiento y también un posible recorte de la calificación de crédito en el 2014.
REPERCUSIÓN Tras conocerse los decepcionantes números, el ministro de Hacienda, Guido Mantega, reconoció que la recuperación demora más de lo que el Gobierno esperaba, pero dijo que la economía brasileña debe crecer en el cuarto trimestre frente al tercero debido a una gradual recuperación de la actividad.
Pero la contracción de la economía en el tercer trimestre, sumada a nuevas evidencias de un estacamiento entre enero y marzo, reforzaron las expectativas de que el banco central podría terminar pronto un ciclo de alzas de tasas de interés con el que busca domar la inflación.
El rendimiento de los futuros de las tasas de interés cayó hoy a medida que los operadores apostaron cada vez más por un tipo de interés menor y de un sólo dígito en enero.
El peor mes parece haber sido julio, después de una ola de manifestaciones contra la pésima calidad de algunos servicios públicos.
El cuarto trimestre comenzó débil y el crecimiento (este año) deber estar más cerca de un 2,2% o 2,3% que del 2,5% que teníamos antes, dijo Flavio Serrano, un economista de Espirito Santo Investment Bank. No fuimos capaces de crecer a pesar de varias medidas de estímulo económico () debido al desbalance macroeconómico con poca producción y mucho consumo.
Brasil ha quedado rezagado principalmente debido a fuertes estímulos económicos ofrecidos en el último año por el gobierno, que están ahora comenzando a perder fuerza.
El gasto público aumentó un 1,2% en el tercer trimestre y fue el principal motor de la demanda. Sin embargo, funcionarios han advertido que no hay más espacio para medidas de estímulo a medida que disminuyen los ingresos tributarios y el Gobierno incumple sus metas presupuestarias.
El sector privado ha sido cauteloso. La inversión cayó un 2,2% respecto al segundo trimestre, debido a que los elevados costos y la poca confianza de parte de los empresarios desalentaron los gastos de capital.