Tras laborar en la Embajada del Perú en EE.UU., el economista y candidato a PhD Carlos Rueda llegó a Canadá en agosto del 2010 sin un plan en la mochila. “Me enamoré de una chica de Quebec y decidí partir”, dice.Follow @PortafolioECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Al poco tiempo pudo conocer a Henry Mintzberg, un académico reconocido en el mundo del ‘management’. Así, tras varios años de aprendizaje y gracias al apoyo de Mintzberg, lanzó la semana pasada la plataforma GROOC, el primer MOOC grupal del mundo. El Comercio conversó con Rueda para saber el porqué de la trascendencia de este proyecto.
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¿Cómo te interesas en lanzar un proyecto que busca impulsar los proyectos sociales en el mundo? Con la Universidad del Pacífico (UP) ya había trabajado un proyecto de liderazgo en el Perú y cuando conocí a Henry Mintzberg, quien tiene décadas formando a gerentes en temas de ‘management’ , se me ocurrió que me podía ayudar a armar un proyecto orientado a un cambio social. Sin embargo, él me dijo que lo que quería hacer podía impactar no solo en el Perú, sino en cualquier parte, y me propuso que me quedara en Canadá.
¿Y de qué manera el proyecto se convirtió en una plataforma educativa online? Tras quedarme en Canadá, empiezo a enseñar en dos maestrías de la Universidad McGill y también a viajar por varios países para ver cómo puedo concretar el proyecto que tenía. En principio, la idea era que la enseñanza se dé en un lugar físico, incluso había pensado en el Valle Sagrado del Cusco. Pero un viaje a Silicon Valley en el 2012 me permite conocer a la gente de Coursera, quienes crearon uno de los MOOC (Massive Open Online Course) más grandes del planeta. Allí me convencí de que el proyecto debía usar la plataforma digital.
¿De dónde surgió el financiamiento para el proyecto? Felizmente, la Universidad McGill estaba en busca de un MOOC porque había firmado un convenio con Edex, una entidad que ayuda a promover los cursos online. Sin embargo, conversando con Mintzberg planteamos que la plataforma debía ser para comunidades, para que las personas trabajen en equipo. De esta forma, el proyecto fue más complejo porque sería el primer MOOC de ese tipo, mejor dicho un GROOC. Hasta la fecha se ha invertido cerca de US$1 millón en los dos años y medio de preparación para su lanzamiento.
El GROOC se lanzó el 16 de setiembre. ¿Cuántas personas se han inscrito? Son alrededor de 7.000 que provienen de 150 países. El curso online fue diseñado por cuatro profesores y cuenta con más de 30 facilitadores, que vienen a ser como jefes de prácticas de todos los grupos, porque buscamos que haya un ‘feedback’ y asesoría constante. Si bien el curso ya empezó, los interesados se pueden inscribir hasta el 14 de octubre.
¿Cuántas iniciativas sociales hay en la plataforma? Unas 200 y vienen de diversas partes del mundo. Hay un médico sirio que trabaja en un campo de refugiados de Irán y busca asesoría para mejorar la educación de los niños, también hay otro grupo que tiene un proyecto para el buen uso de las ‘app’ en países africanos, o el de unos latinos que estudian cómo combatir la criminalidad en la región. Dentro de las sesiones del curso online, que dura hasta diciembre y se denomina “Aprendizaje social para el cambio social”, hay un módulo para que conozcan cómo pueden financiar sus proyectos.