(Reuters) .- Los precios al consumidor de Estados Unidos registraron en diciembre su mayor declive en seis años mientras que las presiones inflacionarias subyacentes fueron benignas, lo que podría reforzar el argumento a favor de aplazar la primera subida de tasas de interés de la Reserva Federal de EE.UU. en vista de la recuperación de la economía estadounidense.
El Departamento de Trabajo de EE.UU. dijo el viernes que su índice de precios al consumidor (IPC) bajó el 0,4 por ciento el mes pasado, la mayor retracción desde diciembre de 2008, luego de retroceder un 0,3 por ciento en noviembre.
La lectura del mes pasado estuvo en línea con las expectativas sobre la economía estadounidense.
En los 12 meses a diciembre, el IPC avanzó un 0,8 por ciento, que fue la menor lectura anual desde octubre del 2009 y siguió a una subida de 1,3 por ciento en noviembre.
Si bien los funcionarios de la FED han visto como transitoria a la menor inflación causada por la caída de los precios de la energía, la fortaleza del dólar está suavizando las presiones sobre los precios, lo que podría generar cierta intranquilidad.
La ensombrecida perspectiva para la economía global también podría complicar las cosas para el banco central respecto a la economía estadounidense.
La inflación se ubica debajo de la meta de la FED de 2 por ciento a pesar del fortalecimiento del mercado laboral y de la economía en su conjunto.
Muchos economistas prevén que la FED subirá las tasas de interés hacia junio, pero la probabilidad de un alza en el segundo semestre ha crecido después de los inesperados declives en las ventas minoristas y ganancias horarias promedio de diciembre.
El llamado IPC estructural, que descarta los alimentos y la energía, se mantuvo sin cambios en diciembre. Fue solo la segunda vez desde el 2010 que no creció.
El IPC subyacente había ganado sólo un 0,1 por ciento en noviembre.
En los 12 meses a diciembre, el IPC estructural avanzó un 1,6 por ciento, el menor incremento desde febrero, tras subir un 1,7 por ciento en noviembre.
La menor demanda global y el incremento de la producción de crudo de esquisto en Estados Unidos provocaron un exceso de oferta de petróleo, causando un derrumbe de sus precios.
Los valores del crudo Brent se acercaron esta semana al mínimo en seis años, una señal de que las presiones inflacionarias en general seguirán contenidas en los próximos meses.
Los precios de la gasolina colapsaron un 9,4 por ciento, la mayor caída desde diciembre del 2008, después de bajar 6,6 por ciento en noviembre.
Ahora la gasolina acumula seis meses seguidos de declives.