[EFE]. Durante su participación en el Foro Económico Mundial (WEF), que se realiza en Davos, el prestigioso economista Nouriel Roubini aseguró que China no vivirá ningún “aterrizaje forzoso” y descartó que el mundo esté a las puertas de una nueva crisis como la desatada entonces en 2008, al tiempo que calificó a los mercados como “maníaco depresivos” y extremadamente desconfiados.Follow @PortafolioECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Roubini participó en en una mesa redonda con un selecto grupo de directivos de grandes empresas chinas, entre ellos el presidente de la compañía de tarjetas bancarias UnionPay, Shi Wenchao, y el del grupo automovilístico Guangzhou, Zhuang Fangyou.
China, agregó, carece de una comunicación fluida y de la suficiente transparencia, en cuestiones tan vitales como su tasa real de Producto Interior Bruto (PIB) o el cumplimiento de estándares internacionales.
Según Roubini, la transición hacia un régimen más flexible ha empezado ya, pero “se ha contado mal”, y lo mismo ha ocurrido con algunos episodios vividos en las bolsas chinas, que se han resuelto de forma quizás precipitada.
Por su parte, el presidente del banco suizo UBS, Axel Weber, en declaraciones a Bloomberg TV, ha explicado que algunas de las medidas adoptadas para controlar las turbulencias en la bolsa y reactivar la economía en ese país parecen “improvisadas”, al tiempo que “han llegado algo tarde”.
Weber se ha mostrado convencido de que, pese a todo, China tiene aún “mucha munición” para estabilizar su economía y, de paso, la del resto del mundo.
MAYOR FLEXIBILIDAD
Roubini, por su parte, insistió en el debate en que la transición hacia un régimen más flexible en China ha comenzado ya, pero se ha hecho con lentitud y se ha contado mal, lo que desembocado en un problema de credibilidad.
Sin embargo, para los ejecutivos chinos presentes en el debate el diagnóstico es algo distinto.
El presidente del grupo automovilístico Guangzhou, Zhang Fangyou, reconoció un exceso de capacidad de la industria china no sólo en el sector del motor, que además ha agudizado el frenazo económico de los últimos trimestres.
Desde un punto de vista estrictamente financiero, el presidente de UnionPay, Shi Wenchao, se ha referido a las dificultades para que la liquidez en el mercado llegue de hecho a la economía real.
Se trata de un problema de comunicación, ha dicho, porque las entidades financieras no siempre entienden lo que necesitan las empresas y los particulares.
Ambos directivos han apuntado a la innovación tecnológica como una de las herramientas fundamentales para superar el bache, y Fangyou ha destacado además a aquellas compañías que llegan a acuerdos con empresas extranjeras.
Las alianzas estratégicas que el grupo Guangzhou mantiene con Honda o con Toyota, ha dicho, han mejorado la manera de hacer las cosas de la compañía china.
Todos han reconocido que el país asiático ofrece ahora excelentes oportunidades de inversión, entre otras cosas porque la corrección de las bolsas ha dejado en el mercado buenos precios, dejando aparte los efectos de la depreciación de su moneda.