(EFE).- Grecia retomó las negociaciones con los acreedores del país sobre la revisión del programa asociado al rescate, con posiciones muy divergentes respecto a las necesidades financieras del país a partir de 2018 y a la reforma laboral, y en medio de una creciente especulación sobre elecciones anticipadas.
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El tema de las necesidades financieras de Grecia en 2018 se ha convertido en el principal escollo de cara a un acuerdo entre las dos partes antes de finales de enero.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) insiste en que para conseguir el objetivo de superávit primario para los años 2018 y posteriores de un 3,5 % del PIB es necesario tomar nuevas medidas de austeridad por un valor total de 4.500 millones de euros, y exige que se hagan “a priori”.
Estas medidas incluyen nuevos recortes de pensiones y reducir la base exenta de impuestos a entre 5.000 y 5.500 euros anuales, de los actuales 8.636 fijados por ley, un límite que según el FMI es demasiado generoso, pues permite que la mitad de los contribuyentes no paguen impuestos.
El FMI pide además subir el IVA reducido del 13 % al 14 %, una medida que incrementaría los ingresos de Estado en 500 millones de euros anuales.
El primer ministro, Alexis Tsipras, destacó ayer que nuevas medidas de austeridad no son compatibles con la estabilización económica y con el regreso al crecimiento del país.
En una reunión con su partido, Tsipras pidió, en cambio, al FMI que insista en su postura sobre la necesidad de reducir al 1,5 % el objetivo para el superávit primario para los años posteriores al programa de rescate, que finaliza a finales de 2018.
En la víspera de la reanudación de las negociaciones, el responsable del FMI para Europa, Poul Thomsen, y su economista jefe, Maurice Obsfeld, publicaron un artículo en la página del organismo en el que aseguran que el objetivo del 3,5 % para el superávit primario es algo que acordó Grecia con los acreedores europeos, y no idea del FMI.
“Si Grecia acuerda con sus socios europeos objetivos fiscales ambiciosos no critiquéis al FMI por ser el que insiste en la austeridad cuando pedimos las medidas necesarias para que estos objetivos sean alcanzables”, aseveraron los dos autores.
Thomsen y Obsfeld recalcaron además que son necesarias una reforma fiscal y otra de pensiones pues “la mitad de los hogares son exonerados de todo impuesto (este porcentaje es apenas del 8 % en la Eurozona)” mientras “el extremadamente generoso sistema de pensiones cuesta al presupuesto el 11 % del PIB (es de apenas 2,25 % en la Eurozona)”.
El ministro de Finanzas, Euclides Tsakalotos, reaccionó hoy con contundencia a estas afirmaciones.
“Cuando el 45 % de los jubilados tiene ingresos mensuales por debajo de los 665 euros, que constituyen el suelo de pobreza, es decir casi cuatro millones de personas, un tercio de la población está en riesgo de pobreza y de exclusión social, ¿como es posible que el problema de Grecia sea que las pensiones y la exoneración fiscal estén demasiado generosas?”, aseveró.
Tsakalotos añadió que “la única razón por la cual más gente está exonerada de pagar impuestos es que menos personas tienen ingresos dignos”.
“El FMI, que se supone que evalúa la relación entre crecimiento y desigualdad -y con razón exige el crecimiento sin exclusiones-, parece ignorar que más reducción de las pensiones y de la exoneración fiscal solo incrementarán la desigualdad y la exclusión social”, aseveró el ministro de Finanzas.
Tsakalotos ironizó al acusar al FMI de pedir a los jubilados y a los griegos más pobres “ahorrar en sus necesidades” mientras que el propio fondo “ahorra en verdad”.
En un esfuerzo por alcanzar una solución política a lo que parece una cuadratura del círculo, Alexis Tsipras emprende mañana una gira europea que le llevará a reunirse con el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, y el presidente francés, Francois Hollande, en los márgenes de la cumbre europea.
El viernes Tsipras viajará además a Berlín, donde se reunirá con la canciller, Angela Merkel; el vicecanciller, Sigmar Gabriel, y los líderes de los Verdes y de la Izquierda.
El Gobierno viene advirtiendo en las últimas semanas de que si la situación con los acreedores no se resuelve, la de por sí desestabilizada Europa corre el peligro de ser presa de movimientos populistas.
La prensa griega e internacional sostienen que si Tsipras no logra desatascar las negociaciones deberá convocar elecciones antes que aprobar medidas adicionales de recorte, que erosionarían aún mas su popularidad.
El propio Tsipras insistió en el debate presupuestario del sábado pasado que el Gobierno agotará la legislatura y que no habrá elecciones antes de otoño de 2019. EFE