Las sanciones de Estados Unidos a la industria petrolera de Venezuela han beneficiado a Royal Dutch Shell y BP, las dos productoras más importantes en el Golfo de México, ya que las refinerías que necesitan reemplazar los barriles de la nación sudamericana están buscando suministros en la región.
Ambas compañías producen notables cantidades de crudo que las refinerías están buscando como reemplazo inmediato del petróleo pesado de Venezuela, del que han dependido las instalaciones estadounidenses por años.
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Los volúmenes de operaciones en estos grados de petróleo han aumentando en los últimos meses y los precios tocaron máximos de cinco años después de que se impusieron las sanciones. La producción de Estados Unidos se ha empinado a un máximo de 12 millones de barriles por día, pero menos del 5% de ese volumen corresponde a crudo pesado.
Las sanciones han paralizado a las refinerías en Estados Unidos, ya que muchas de las enormes instalaciones en la costa estadounidense del Golfo necesitan petróleo más pesado para procesar productos de alto margen como el diésel y el combustible para aviones. El crudo pesado representa casi dos tercios de las importaciones de petróleo de Estados Unidos.
Los barriles venezolanos alcanzaron una proporción de 10% de las importaciones de crudo pesado en 2018 y cerca del 13% en 2017, de acuerdo a cifras del Departamento de Energía estadounidense.
Los precios del crudo procedente del Golfo de México - en su mayoría la mezcla Mars, un referencial estadounidense - se han ubicado en máximos de cinco años y las ventas se están incrementando aceleradamente, de acuerdo a ejecutivos de compañías, inversores y datos revisados por Reuters.
“Estamos comprando más Mars por el momento”, dijo Gary Heminger, presidente ejecutivo de Marathon Petroleum Corp. La firma, una de las mayores refinerías de Estados Unidos, no importa grandes cantidades de crudo venezolano.
“Dado que estamos exportando tanto en los mercados de crudo liviano dulce, tendremos que contar con más barriles de mezclas medias”, destacó.
Shell opera buena parte de las plataformas del Golfo de México y BP cuenta con el mayor volumen de producción de la región, según cifras provistas por las dos compañías.
Representantes de las dos compañías no vincularon explícitamente el reciente incremento de las ventas de crudo producido offshore en el Golfo con las sanciones a Venezuela, aunque admitieron el interés del mercado.