ÉLIDA VEGA CÓRDOVA / @Evecord
La semana pasada, Argentina y Venezuela sorprendieron a muchos sectores después que decidieran flexibilizar el control del tipo de cambio que ejercían en sus respectivos países. Mientras el gobierno de Cristina Fernández redujo las duras medidas que sostenía para la compra y ahorro en dólares (bajo de 35% a 20% el impuesto que se paga al adquirir el billete verde); su homólogo, Nicolás Maduro, puso fin al acceso al dólar preferencial para la mayoría de sectores económicos. Para saber si el efecto contagio podría aterrizar en nuestro mercado cambiario, acudimos a los economistas Enrique Díaz y Juan José Marthans. En ambos casos, descartaron que el impacto sea de consideración. Es más, Marthans considera que por su tamaño y peso (las economías de Venezuela y Argentina representan el 8% y 6% del PBI latinoamericano, respectivamente), el impacto de ambas medidas no sería perceptible. “Las economías fuertes en América Latina son Brasil y México. Ambas representan el 60% del PBI de la región y con un 40% y 20%, respectivamente, tienen un peso representativo. Son economías de primer nivel y sí tienen cierto nivel de influencia. Esos dos frentes cambiarios sí deberían ser mucho más importantes y podrían tener un impacto adicional, pero en el caso de Argentina y Venezuela, por su tamaño relativo, no tanto”, dijo. Si bien –como dice Enrique Díaz– este tipo de medidas tienden a inquietar y contagiar a otros países, “no hay una razón para que el dólar tenga un alza mayor y mucho menos sustantiva. Y si lo hubiera, solo serían ‘hipos’ que después de unos días se disiparían para regresar a su nivel”, refiere. Al respecto, el experto recomendó “confiar, como se ha hecho hasta ahora, en el manejo macroeconómico y en las medidas que pueda tomar el ente emisor”.
LOS GANADORESSobre el posible impacto en los bolsillos de los peruanos que visiten ambos países, Díaz sostiene que se trataría de un impacto positivo porque quienes viajen tendrían un mayor poder adquisitivo.
Al respecto, Juan José Marthans considera que aunque podría generarse un proceso de abaratamiento, no sería del todo observable en el corto plazo porque se requieren mayores mecanismos de ajuste.