Lima y Callao podrían invertir US$5 mil millones en medidas bajas en carbono costo efectivas que generarían ahorros anuales de US$1.8 mil millones en la facturación de energía hacia el 2030, reveló estudio elaborado por dos universidades peruanas y una del Reino Unido.
El informe “La economía de las ciudades y bajas en carbono”, cuya investigación estuvo a cargo de la Universidad de Leed (Reino Unido), la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y la Universidad Agraria de La Molina (UNALM), estableció una base de crecimiento a partir del 2013: estimó que ese año el PBI de Lima y Callao fue de US$62 mil millones mientras que las facturaciones por concepto de energía, residuos y agua alcanzó los US$5 mil millones en el 2014, lo que siginificó que un 8% de los ingresos fueran destinados a estos conceptos.
Con estas cifras, se proyectó que para el 2030, en un escenario sin cambios, el PBI alcanzaría US$135 mil millones y los gastos por consumo de energía avanzarían en un 79% por lo que la facturación total sería de US$11.2 mil millones, con un incremento en 81% en las emisiones de carbono entre el 2013 y 2030.
Entonces, para reducir el nivel de gasto generado y retroceder las emisiones de carbono, se descubrió que a través de inversiones costo efectivas, es decir, aquellas donde la compra, instalación y operación de una alternativa más eficiente no es superada por el valor de los ahorros en energía, igual a US$5 mil millones se generarían ahorros en la facturación de energía de US$1.8 mil millones hacia el 2030. Además, estas inversiones se pagarían en menos de tres años y reducirían las emisiones de carbono en 17%.
De forma complementaria, también se podría destinar US$12.9 mil millones a inversiones costo neutrales que reducirían en un 27% las emisiones de carbono. Esto produciría un ahorro de US$2.4 mil millones anuales y la inversión inicial podría ser pagada en 2.8 años.
De acuerdo a estos cálculos, ¿en qué sectores se debería invertir para conseguir estas reducciones? Según el documento, Transporte sería el que más potencial presentaría con un 36%, seguido de Industria (27%), sector doméstico (13%), comercial (13%), suministro de agua (9%) y el suministro eléctrico (2%).
De esta forma, al implementar campañas de conversión de taxis y automóviles a GNV, promover el chatarreo de autos con una antigüedad mayor a 20 años, reemplazar las combis a omnibuses, capturar el gas del relleno sanitario Portillo Grande para la generación de energía, establecer programas de reducción de carbono en la industria, multiplicar la conexión a gas natural de un 50% de hogares para el 2020, entre otros, son algunas de las medidas propuestas que mejorarían el uso de la energía en la capital y de paso, elevarían el crecimiento de la economía a través de la reducción del gasto.
¿QUÉ PASA CON EL USO DEL AGUA?
Por otro lado, ante la incertidumbre de la oferta y la demanda de agua en la capital, el estudio plantea un escenario completamente desfavorable para proponer soluciones eficientes de abastecimiento. Así, se estima que en el 2030 Lima y Callao tendrían un déficit de agua del 29%.
¿Cómo contrarrestar esta falta de recurso hídrico? Para ello el informe describe dos estrategias diferenciadas. Por el lado de la oferta, se prevé que con una inversión de US$856 millones, enfocada en infraestructura del Reservorio del Río Chillón y de Autisha, represamiento de Casacancha, entre otros, se podría evitar este potencial de escasez. Este monto podría ser financiado a través de un aumento de 18% en la tarifa de agua para usuarios domésticos, comerciales e industriales.
Por el lado de la demanda, si se destinan US$2 mil millones -de los que el 95% se enfocarían en reducir la demanda de agua y el 5% restante a aumentar la oferta- también se reduciría la escasez. Esta medida podría ser financiada a través de un aumento del 15% en la tarifa de agua para usuarios domésticos, comerciales e industriales, y a través de los ahorros que generaría la medida.