En un contexto global cada vez más incierto, la solidez fiscal es clave para capear la turbulencia. George Kopits, precursor de los consejos fiscales independientes en el mundo, conversó con El Comercio sobre los retos en esta materia.
—¿Cuál es el rol de las instituciones fiscales como nuestro Consejo Fiscal?Estas instituciones fiscales independientes surgieron, sobre todo, después de la última crisis financiera y tienen una tarea prospectiva. Miran hacia adelante y analizan en tiempo real el impacto de cosas como un proyecto de ley de presupuesto, por ejemplo. Algunas instituciones se dedican a monitorear el cumplimiento de las reglas macrofiscales o, si no hubiera este tipo de reglas, hacen estudios cuantitativos sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas.
—Pero la crisis del 2008 fue más del sector privado. ¿Cómo eso gatilló la necesidad de velar más de cerca por las cuentas del fisco?En algunos países europeos había dificultades fiscales. Por ejemplo, en Grecia, Italia, Portugal, Italia o España tenían temas fiscales y por eso hubo una relación muy íntima entre el sistema bancario y el sector público; que hasta ahora es un problema serio. En ese sentido, se veía importante fortalecer y hacer más transparentes las cosas: la falta de transparencia contribuyó al comienzo de la crisis.
—¿Las opiniones de estos consejos deberían ser vinculantes?Estas entidades no tienen obligación de toma de decisión. El ejemplo de la Congressional Budget Office (CBO) de Estados Unidos es fenomenal en este momento, porque el Gobierno puede ignorar completamente lo que diga la CBO y es lo que está sucediendo. Las proyecciones de la CBO se están volviendo catastróficas y el Gobierno puede actuar como si no existieran. Entonces, sus opiniones no deben ser vinculantes porque las entidades no tienen la responsabilidad de tomar las decisiones. Lo que hace es velar y monitorear la conducta del Gobierno, pero no puede dar recomendaciones de cómo se debería hacer. Eso tiene sus riesgos, como parecer ser una entidad política.
—En el caso peruano, ¿cómo ve el sistema de cuentas fiscales? ¿Cómo se podría perfeccionar?Hay formas de pensar en calibrar mejor las reglas fiscales. Algunas deberían ser completamente vinculantes, por ejemplo, la regla del gasto. Pero, al mismo tiempo, hay algunas otras que quizás no sean vinculantes, pero indicativas. Por ejemplo, las reglas de un saldo presupuestario estructural equilibrado son muy importantes. También dar un poco mas de flexibilidad a las reglas. El Perú tiene reglas monetarias y fiscales que son discrecionalidad restringida. Eso porque si no hubiera al menos un componente de discrecionalidad, no necesitarías funcionarios top a cargo de la política macroeconómica.
—¿Considera que hemos aprendido lecciones dejadas de crisis pasadas y las finanzas públicas ahora serían sostenibles? Creo que Perú está entre los países que ha aprendido sus lecciones difíciles del pasado. No existe una vacuna, es una lucha y un reto continuo. En ese reto, el papel del Consejo Fiscal independiente es aun más grande para prevenir y alertar los riesgos que se enfrenten. Pero hay países a los que se les hace difícil aprender de sus errores, como en Argentina, por ejemplo. En Hungría e Italia, es difícil que la sociedad aprenda qué es lo que se hizo mal en el pasado.
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