En los últimos cinco meses, las perspectivas de crecimiento económico para el 2019 y el 2020 se han reducido. Tanto las cifras oficiales del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y las del Banco Central de Reserva (BCR) como las de los analistas del sector privado han sido corregidas a la baja. En este contexto, en la Unidad de Análisis Económico de El Comercio realizamos un primer ejercicio cuantitativo de proyecciones para la economía peruana.
De acuerdo con nuestros estimados, la actividad productiva nacional crecería 2,4% este año y 3,5% en el 2020. El dato es inferior a lo que prevén organismos internacionales, el MEF y el BCR; pero va más en línea con el resto de analistas económicos, que anticipan un crecimiento de 2,5%, según la última encuesta de expectativas macroeconómicas de la autoridad monetaria.
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Estas perspectivas se explican por dinámicas sectoriales y de gasto que son distintas, pero tienen un denominador común: están sujetas al desempeño de la inversión pública, que es una variable clave para alcanzar este escenario base.
LAS FUENTES DE IMPULSOEn primer lugar, pensando en la medición del PBI por el lado del gasto, vemos cifras de crecimiento más conservadoras que las últimas proyecciones oficiales. Este año, la demanda interna estaría impulsada por el consumo privado y, en el 2020, la inversión pública crecería un 5%, una tasa bastante más alta de lo esperado para el gasto privado.
En cuanto a la producción sectorial, prevemos que la construcción lidere el dinamismo. Incluso tenemos una perspectiva más optimista que la del propio MEF para este rubro, aunque está condicionada a la capacidad de hacer crecer la inversión pública en lo que queda del año.
Lo positivo para el sector es que la construcción para vivienda sí está mostrando dinamismo y daría soporte al resultado anual. Además, hay tres proyectos mineros en ejecución (entre ellos Mina Justa, que comenzaría operación el próximo año) y sumarían a la dinámica sectorial.
Para el próximo año esperamos que la construcción se expandiría 5,7%. Nuevamente, el impulso fiscal sería determinante para lograr tal resultado.
IMPACTO EN EL EMPLEOA partir de nuestras perspectivas de crecimiento para los sectores productivos, realizamos un ejercicio de proyección de crecimiento en el empleo de los distintos sectores. La principal conclusión es que, en total, en el país si se cumple el escenario que espera el MEF, se crearían alrededor de 14.000 empleos más que en nuestro escenario base. En el 2020, esa brecha se eleva a unos 47.000 puestos de trabajo.
El sector servicios, que emplea al 40% de la fuerza laboral a escala nacional, emplearía 1,5% más personas cada año. En tanto, un cuarto del empleo está concentrado en los sectores de agro y pesca, los cuales aumentarían su contratación solo 0,2% en el 2019 y 0,3% en el 2020.Es importante notar que, por ahora, hay más riesgos que pueden hacer que los resultados finales de crecimiento sean menores de lo que proyectamos; aunque la política económica –tanto monetaria como fiscal– puede hacer contrapeso a estos riesgos.
UN BALANCE DE RIESGOS CARGADO HACIA LA BAJA(por Juan Carlos Odar, Editor Central de Economía)Aunque a nivel agregado ya habíamos difundido nuestras expectativas de crecimiento del PBI (2,4% en el 2019 y 3,5% en el 2020), en esta ocasión, como la Unidad de Análisis Económico de El Comercio presentamos nuestras proyecciones económicas sectoriales para el 2019 y el 2020.
Uno de los sectores que esperamos crezca por encima del promedio ambos años es construcción, aunque con un cambio en su composición. Mientras este año el dinamismo privado lidera la expansión del sector, para el próximo año sería guiado por la inversión pública.
Asimismo, servicios seguiría creciendo por encima del promedio, lo que tiene un impacto favorable en la generación de empleo, sobre todo urbano.
Por otro lado, para el 2020 estimamos que todos los sectores crecerían, en contraste con lo observado este año en actividades primarias como pesca, minería y sus manufacturas.
El balance de riesgos está cargado hacia la baja. Por el lado externo, cabe destacar el recrudecimiento de las tensiones comerciales, así como que EE.UU. entre en recesión o que la desaceleración del crecimiento en China se acentúe (por ejemplo, la OECD acaba de revisar su proyección para el crecimiento de China en el 2020 a 5,7%, lo que sería su menor ritmo en 30 años).
A nivel local, los factores que influirían negativamente serían un repunte de los sectores primarios más lento de lo esperado, un mayor debilitamiento de la confianza empresarial, un mayor deterioro del clima político –afectando la inversión privada– y que la inversión pública genere un impulso económico por debajo de lo esperado.