En el 2018, la pobreza afectó a 6’593.000 personas en el país –el 20,5% de la población–, cuyos gastos per cápita se ubicaron por debajo de la línea de pobreza (S/344 por persona mensual en un hogar), según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
Otros 900.000 fueron afectados por la pobreza extrema –el 2,8% de la población– al no poder cubrir el costo de la canasta básica de alimentos que se ubica en S/183 mensuales per cápita.
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La incidencia de la pobreza se acentúa en diversos grupos de edad y la falta de recursos en estos hogares se asocia a un mayor riesgo de desnutrición, abandono escolar o falta de acceso a servicios médicos, entre otras carencias que los diferencian de los hogares no pobres.
Un rasgo distintivo de la pobreza es que esta afecta principalmente a la población infantil y adolescente, cuyas tasas son mayores que las de los jóvenes o adultos.
Solo el año pasado afectó al 30,6% de los niños menores de 5 años, al 29,2% entre 5 y 9 años, al 29,3% de entre 10 y 14 años, y al 22% de los adolescentes de 15 a 19 años de edad. Frente al 2017, se observa una ligera reducción en casi todos estos grupos de edad, situación similar a la de los jóvenes.
Sin embargo, en el caso de los adultos de 40 a 44 años y de 45 a 49 años, la incidencia de pobreza creció a 19,8% y 15,7%, respectivamente. Se puede inferir que se trata de un grupo con dificultades para conseguir un trabajo formal y gozar de beneficios como afiliación a Essalud o una pensión de jubilación. Se sabe además, que casi la mitad de la población pobre labora como independiente y en actividades relacionadas con la agricultura, pesca y minería.
OTRAS CARACTERÍSTICASDel total de la población pobre, el 51,4% corresponde a mujeres (más de 3,3 millones) y el 48,6% restante a hombres (poco más de 3,2 millones). Asimismo, el 30,3% de los hogares pobres son conducidos por mujeres mientras que el 69,7% por hombres, según el INEI.
En cuanto a la ubicación, el 46,8% de los pobres vive en la sierra, el 36,7% en la costa y el 16,5% en la selva. En cambio, los pobres extremos se ubican mayoritariamente en la sierra (70,4%), luego en la selva (21,1%) y en la costa (8,5%).
Otra particularidad de la población pobre es el nivel de educación, el cual es bajo en comparación con el de la población no pobre. En el 2018, el 48,7% de los pobres de 15 años y más logró estudiar al menos un año de educación primaria o no tiene algún nivel; esta situación se reduce al 24,3% de la población no pobre. En el caso de la educación superior, más de un tercio (34,1%) de los no pobres alcanzó este nivel pero solo el 8,4% de los pobres.
La educación es un factor importante dado que un mayor nivel reduce la probabilidad de caer en pobreza.
Sobre el acceso a salud, el 83% de la población pobre cuenta con algún tipo de seguro —que es mayoritariamente el Seguro Integral de Salud (SIS)— frente al 74,8% de los no pobres.