Un día como hoy de 1967, hace 50 años, los entonces Príncipes de la Casa Imperial de Japón Akihito y Michiko llegaron a Lima para realizar una visita oficial de cuatro días. Durante su estadía recibieron el afecto de la colonia nipona y conocieron la cultura peruana.
La tarde 11 de mayo de 1967, los príncipes llegaron al aeropuerto Jorge Chávez donde los esperaba el entonces presidente Fernando Belaunde, los miembros del gabinete, los presidentes de los poderes públicos y cientos de personas.
En un auto cerrado, la comitiva se dirigió hacia el Centro de Lima por las avenidas Faucett, La Marina, Pershing y Salaverry. A la altura del Colegio Sophianum un grupo de alumnas vestidas con coloridos kimonos ofrecieron un bouquet de flores a la princesa Michiko. Las jóvenes de la Gran Unidad Escolar Teresa Gonzales de Fanning, reunidas en la avenida Salaverry, agitaban banderas japonesas y vitoreaban a la pareja imperial.
Continuaron su recorrido hacia Palacio de Gobierno por las avenidas 28 de julio, Wilson, Colmena y Jirón de la Unión donde una lluvia de confetis recibió a los príncipes Akihito y Michiko y al presidente Belaunde. Los jóvenes de la Asociación Universitaria de Descendientes Japoneses lucían kimonos y trajes típicos peruanos.
Al día siguiente, los peruanos seguían paso a paso las actividades de los príncipes que incluyó una visita a la refinería La Pampilla y la inauguración del Centro Cultural Peruano Japonés.
En La Pampilla, el Príncipe Akihito inspeccionó, desde la cima de la torre de alto octanaje, los trabajos que realizan 30 ingenieros japoneses junto a más de mil ingenieros y técnicos peruanos.
En una ceremonia que contó con la asistencia de casi toda la colonia japonesa en Lima, el presidente Fernando Belaunde acompañado de los príncipes Akihito y Michiko inauguraron el local del Centro Cultural Peruano Japonés, ubicado en Jesús María. La princesa Michiko se encargó de cortar la tradicional cinta y romper la botella de champagne.
En los jardínes del nuevo local, la princesa Michiko sembró tres pinos, siguiendo el ancestral rito del “Pino de la Amistad”.
La ceremonia continuó en el campo deportivo del centro donde jovencitas de colegios japoneses coreaban los himnos de Japón y Perú interpretados por la banda de músicos de la Guardia Republicana.
Posteriormente, la princesa Michiko visitó la Casa Asilo de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Los emocionados viejitos, entre los que figuraban algunos ciudadanos japoneses, le obsequiaron una orquídea roja y un recuerdo elaborado por ellos mismos.
Los príncipes japoneses recorrieron el Museo Nacional de Antropología y Arqueología en Pueblo Libre. Un fardo funerario de más de 4000 años, desenterrado en la zona de Paracas, impresionó a los príncipes, quienes a su salida agradecieron las muestras de cariño de los escolares que se congregaron en los alrededores del museo.
El domingo 14 de mayo su recorrido continuó por el Museo de Sitio de Pachácamac y el museo particular del arqueólogo nipón Yoshitaro Amano. Cerraron su paso por Lima con una multitudinario encuentro con la colonia japonesa en el Club Unión.