Muchos no lo saben, pero un desfile de moda suele durar, en promedio, unos 10 minutos. A veces es incluso menos: todo depende de la cantidad de tenidas que el diseñador o la marca hayan preparado. Para eso (la puesta en escena, la música, los ensayos, los peinados, las pruebas de vestuario, los castings; solo en pasarela) se requieren cientos de horas de trabajo; decenas de personas involucradas. Son meses enteros de anticipación los que se necesitan para plasmar el sueño, la inspiración que hay detrás de una colección, en piezas reales, tangibles. Prendas que empiezan en un patrón y terminan en la vitrina de una tienda o en una foto de Instagram. Metros de sedas, tules, gamuzas, driles. Lentejuelas y pedrería por miles. Tejidos, bordados, roturas, sublimados. Hay alta costura, hay piezas únicas y hay ready-to-wear. La decimosexta edición de LIF Week nos confirma que los peruanos hacemos las cosas con estilo. Podrán faltar algunas cosas, sí, pero talento tenemos de sobra.
Annais Yucra presentó quizá la puesta en escena más potente en la historia de todo LIF Week: sus modelos no desfilaron. Entraron a oscuras a la pasarela y se fueron colocando uno a uno en el suelo. Cuando prendieron las luces, se mantuvieron inmóviles. De pronto, la gente empezó a ponerse de pie. La idea de Yucra era que el público los observe y camine entre ellos. Su colección lleva el nombre de ‘Resistencia’ y envía un mensaje clave: la violencia contra la mujer es un mal que salpica a toda la sociedad.
Claudia Jiménez observa desde el backstage los ensayos para el desfile de 'Ten', su colección inspirada en el arte del pintor cajamarquino Joan Alfaro. El nombre también se refiere a sus 10 años de trayectoria en el mundo de la moda. Vestidos vaporosos y ultra femeninos (sello de la diseñadora arequipeña), con mariposas, flores, picaflores y cinturones con cadenas delicadas forman parte de su propuesta para la temporada de otoño-invierno 2019.
La plataforma de Nuevos Talentos de la edición Otoño-Invierno 2019 de LIF Week sirvió para dar a conocer a seis estudiantes de diseño del CEAM, la UPC y Chio Lecca. Una de ellas es Paola Cabrera (Chio Lecca), cuya mini colección -tan solo tres tenidas; todas presentaron la misma cantidad- se basó en la arquitectura de Shanghái.
Hay unos seis desfiles por noche. Cada modelo puede llegar a participar en 3 o 4 de ellos. Esto no solo se traduce en cambios de atuendo y ajustes veloces: también en modificaciones de peinado y maquillaje que deben realizarse en cuestión de minutos. En la imagen, el equipo de Montalvo -casi 50 personas- espera a los cambios en el Backstage. De fondo se ven las luces de Barranco: el evento tuvo lugar en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC).
Solei Cuéllar, egresada de la carrera de Diseño y Gestión en Moda de la UPC, presentó un trabajo cargado de referencias literarias y artísticas cuyo punto de partida fue la novela ‘Los anormales’, de Michel Foucault. Tan bien lo hizo que su colección cápsula le ha merecido llevarse el Premio Nuevos Talentos, otorgado por Key Education y el Instituto Marangoni, que consiste en una beca para un curso en el famoso centro de modas de Milán.
Annais Yucra se formó como diseñadora en Inglaterra y acaba de viajar a Rusia llevando 'Resistencia', la colección que presentó en LIF Week Otoño-Invierno 2019. Su primera participación en una pasarela fue en el concurso 'Jóvenes creadores al mundo' (organizado por PromPerú), que tuvo lugar en el marco de LIF Week en octubre de 2017. La suya es una visión que tiene sitio dentro y fuera de nuestras fronteras.
“Siempre hemos promovido que los diseñadores aprovechen la plataforma“, dice Efraín Salas, director de LIF Week. ”Ahí pueden hacer desde un flashmob hasta mostrar una opinión y crear mensajes. A través de la moda podemos hablar de igualdad de género, cuidado del medio ambiente o violencia contra la mujer”, sostiene. Yirko Sivirich acompañó el desfile de su colección inspirada en Puno con la música del violinista peruano Marco de Gennaro.
El backstage se divide en 'cuartos' armados con telas blancas donde cada diseñador ordena lo necesario para la puesta en escena. Hay decenas de pares de zapatos dispuestos en el suelo, mesas con accesorios, planchas a vapor y racks con las tenidas perfectamente armadas para cada modelo. En el centro está la estación de peinado y maquillaje. La enorme mayoría de modelos son peruanas, pero cada edición incluye una cuota de rostros extranjeros. Las cámaras pueden entrar con estricto control.
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