ANA BRICEÑO
El serbio Frederik Goran Stavric, asesinado de cinco balazos en un local de McDonald’s en Miraflores, vivía en una zona residencial y era cliente habitual de restaurantes costosos.
Entre quienes conocía por primera vez –según cuentan los policías a cargo del caso– se jactaba de ser un exitoso empresario maderero llamado Nicola Bonavia Wong. Era su fachada perfecta, porque en realidad el dinero que ganaba provenía del narcotráfico.
El último domingo, Stavric llegó al McDonald’s de la cuadra 17 de la avenida Benavides a bordo de un lujoso Audi que manejaba un croata que también tiene antecedentes por asesinato en su país. Ambos se sentaron en la terraza del local, comieron dos porciones de pollo broaster y bebieron gaseosas. A esa hora había unas 80 personas.
Cerca de las 6:10 p.m. se desató el tiroteo. Roy Oroche García y el boliviano Diego García Landívar dispararon más de diez veces contra el serbio hasta asegurarse de que había muerto: para eso los habían contratado y debían ejecutar la orden sin cometer ningún error.
Habían planificado el crimen un mes antes. Sabían al detalle los lugares que el serbio visitaba y a las personas que frecuentaba. Es más, los criminales se habían alojado en un hotel, desde donde seguían a Stavric. No se perdonarían fallas.
¿El motivo del crimen? La policía lo confirmó recién después de dos días: una mafia de narcos colombianos lo había mandado matar porque se había quedado con US$200 mil de un envío de droga y “eso se paga con la muerte”, contó un agente.
Para seguir al serbio, los asesinos compraron por US$9 mil un automóvil Toyota Yaris, de placa B8V-349. Roy Oroche García había adquirido el vehículo el 24 de junio pasado, según Registros Públicos.
Poco después del asesinato, el Yaris fue abandonado muy cerca del McDonald’s. “Al parecer lo dejaron en un parque para huir cada uno por su lado y despistar”, añadió el agente.
LEJANÍA CON LA HERMANALa última vez que la serbia Zelja Stavric vio a su hermano, Frederik, fue hace ocho años. Entonces él tenía 33 años y un grueso historial policial por haber pertenecido a bandas de sicarios y asaltantes.
El último martes, Zelja volvió a ver el rostro de su hermano, aunque esta vez en páginas web que daban cuenta de su muerte. Desesperada, llegó a la capital la noche del jueves 10.
Hasta el cierre de esta nota, la policía no lograba contactarla, aunque se supo que mañana lunes retiraría el cadáver de su hermano de la Morgue Central, un cuerpo que ella pudo distinguir rápidamente por el dragón que, muchos años antes, este se había tatuado en la espalda.
El fallecido Frederic Goran Stavric nació en Bruselas y fue inscrito poco después en Serbia. En nuestro país se inscribió fraudulentamente en la Municipalidad de Agallpampa, en Otuzco, con el nombre de Nicola Bonavia Wong (40).