A casi una semana desde su desaparición, ni los familiares ni los investigadores que indagan por el paradero del cambista Atilio Fernández Orellana, de 48 años, tienen pistas certeras sobre qué ocurrió con el padre de familia la tarde del 5 de junio pasado. Lo único que se sabe, reiteró su esposa, Doris Ayñayanqui, es que Jorge Egoavil, un compañero de estudios de Fernández, fue la última persona que lo vio en buen estado y con nada menos que US$10 mil en efectivo.
Según contó Ayñayanqui, Fernández comentó antes de desaparecer que haría una transacción en el Vivero Forestal de la Universidad Agraria, en La Molina. El cambista, quien por más de 25 años trabajaba en el C.C. Molicentro, reunió el monto entre sus colegas, como era su costumbre cuando se trataba de fuertes sumas de dinero.
“A las 2:30 p.m. [del jueves 5], ingresó según el taxista que lo llevó y esperó en el vivero. Él se quedó dormido dos horas y cuando despertó preguntó al vigilante por mi esposo. Este le dijo que no había nadie ahí. Sus compañeros, con el mismo taxi, fueron [al vivero] y le dijeron que ya se había ido”, aseguró la esposa.
Ayñayanqui afirma que agentes de la Dirincri consiguieron ubicar a un tal Jorge Egoavil, quien sería compañero de promoción escolar del cambista, y la última persona que lo vio en el vivero. Sin embargo, conforme a la declaración de Egoavil, el encuentro habría sido casual, pues Fernández quería comprar guano elaborado.
No obstante, compañeros de Fernández afirmaron a los agentes que Egoavil había ido días antes a buscar al cambista a Molicentro. El miércoles 4, para ser más exactos.
“Egoavil dijo a la Dirincri que mi esposo entró [al vivero] a comprar guano elaborado. Pero, ¿mi esposo para qué compraría guano? Egoavil le dijo que necesitaba tiempo para hacer dicho producto y quedaron para otro día, pero ahí [en el vivero] tienen que registrar [el ingreso]. Pero no lo tienen [anotado] ni el miércoles ni el jueves”, agregó la mujer, quien pidió a las autoridades más ayuda y que no cesen en la búsqueda.