Después de varios meses regresé a La Punta. Me reuní con el alcalde saliente, Pío Salazar, y con el entrante, José Risi, para analizar el impacto de futuros proyectos metropolitanos. Asistí a un encuentro democrático y constructivo en el cual el alcalde electo coincidía en la finalidad de integrar a su agenda uno de los principios claves de la gestión actual: el mantenimiento de los valores urbanos y arquitectónicos del distrito.
La Punta ha conservado casi intacta su riqueza fundacional procedente de la instalación de emigrantes italianos a fines del siglo XIX e inicios del siglo XX. Nace como distrito en 1915.
La Punta es, quizás, el único lugar de nuestro litoral en Lima donde el paisaje, el mar y la ciudad conviven en un equilibrio que detiene el tiempo.
No hay invasión de terrenos, se mantiene la calidad residencial. Existen casi todos los servicios, la playa ha sido descontaminada y un malecón que bordea la ciudad es el gran espacio público, que cada verano recibe entre 10 mil y 15 mil visitantes por día.Una de las razones por las que La Punta ha tenido hasta ahora un crecimiento ordenado es su desconexión con un mercado inmobiliario depredador. Está en el borde de la bahía de Lima, pero no está integrada a ninguno de los circuitos o anillos viales. Está lejos del centro financiero de Lima, de los ejes comerciales o institucionales. Esta suerte de exclusión urbanística, sin embargo, no ha generado decadencia pero está alejando residentes.
Los cinco mil habitantes de La Punta han apostado por vivir con calidad y el municipio ha usado el canon en beneficio de todos. Tiene el mayor Índice de Desarrollo Humano del país, según el PNUD.
Sin embargo, ahora esta condición debe enfrentar el desafío de la modernidad.Los Juegos Panamericanos del 2019, que se realizarán en Lima y Callao,es uno de los eventos más importantes del planeta después de las Olimpiadas y el Mundial de Fútbol. Se espera que lleguen cerca de 20.000 visitantes.
De acuerdo al plan maestro de los juegos, la villa olímpica para 7.000 deportistas podría estar en Chucuito, al lado de La Punta, y el borde marino será acondicionado para deportes acuáticos. Terminados los Juegos, la Villa se reconvertirá en unos 2.000 departamentos y habrá playa.
Para esta ocasión la vía Costa Verde de Lima habrá llegado también hasta La Punta y la Línea 2 del Metro unirá Callao y Lima configurando una importante oportunidad inmobiliaria frente al mar. San Miguel y Magdalena ya marcan una tendencia. Finalmente, la isla San Lorenzo, más temprano que tarde, se conectará con el continente. ¿Cómo?
Se viene una inversión pública para los próximos 5 años superior a los 8.000 millones de dólares. Con megaproyectos que podrían cambiar el aislamiento y la desintegración costera de la capital y el puerto, El Callao y La Punta podrían marcar el camino de una ciudad que se reconcilia con su naturaleza marina, mientras Lima todavía lo está pensando.
Luis Castañeda Lossio tiene un desafío y una oportunidad de oro.