A diario se puede observar a decenas de indigentes deambulando por las calles del Cercado de Lima. Ellos se sitúan cerca de plazas, iglesias o comercios con sus pertenencias y pensamientos. Su presencia causa desde pena hasta temor. Lo cierto es que pasan desapercibidos por nuestras autoridades. Tras una coordinación entre la Municipalidad de Lima y el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), el último sábado se reubicó en un albergue del Inabif a Toribia Garrido Cerna, de 48 años. La mujer vivía en una covacha armada por ella misma en el puente José Gálvez de la Vía Expresa.Fuentes de la Gerencia de Desarrollo Social de la comuna limeña informaron a este Diario que en este caso actuaron de oficio porque se hizo de interés social al aparecer la noticia en varios medios de comunicación. Detallaron que ellos cuentan con dos albergues para niños y uno para adultos mayores (que pasan los 65 años). El MIMP también informó que atiende a estos grupos de personas. Sin embargo, ninguna de estas entidades precisó qué labores hacen por los indigentes que están fuera de ese rango de edad. Según el Plan Maestro del Centro Histórico de Lima al 2035, solo en las calles del Damero de Pizarro, en el 2014, se logró identificar a 48 mendigos. Estos se concentran principalmente en los jirones Ica y Caylloma. De esa población, el 79% son varones. Las edades del 44% de ellos fluctúan entre los 36 y 50 años y del 21%, entre 51 y 60 años.Leonor Quinde, de Jóvenes Unidos por una Sola Acción (Jupunsa) –una agrupación que lleva alimentos a indigentes por las noches–, comentó a este Diario que en zonas aledañas a la alameda Chabuca Granda, en los exteriores de la iglesia Santo Domingo (Jr. Camaná) y en las últimas cuadras de la Av. Abancay, hay unos 140 indigentes. “En su mayoría son personas con problemas mentales”, indicó.
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