La organización criminal que pretendía sacar del país más de 500 kilos de cocaína mezclada con harina de soya tenía personas infiltradas en varios puertos de Europa con el objetivo de evadir los controles de seguridad a la hora de ingresar la droga, informó a El Comercio una fuente del Ministerio Público.
“La droga tenía como destino Rumanía donde el kilo de cocaína se vende a US$45 mil, mientras que en el Perú el precio es de US$1.200”, detalló la fuente.
La organización, que pertenece a un cártel lituano-colombiano, había creado empresas fantasmas de harina de soya para sacar la droga mezclada con ese producto, el próximo 12 de diciembre, en costales con el logo del inca Atahualpa.
“Los cabecillas son un uruguayo, que fue detenido en un hotel de Miraflores el viernes, y un colombiano que permanece en su país”, refirió Juan Mendoza, el fiscal a cargo de la investigación.
El general Vicente Romero, jefe de la Dirandro, recalcó que solo se detuvo a un brazo del cártel. “La organización es poderosa y está formada por más personas que operan en otros países de la región”, afirmó.
UN POLICÍA ERA EL ABASTECEDOREl policía que formaba parte del cártel es el suboficial Manuel Angulo Lescano, quien trabaja en la Dirección de Inteligencia. “Era el abastecedor de droga. Traían la cocaína del Vraem”, dijo la fuente.
El fiscal puntualizó que la captura de los 12 integrantes del cártel se logró gracias al apoyo de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) y del mayor PNP Marco Tataje Salas, jefe del grupo de investigación policial.