REDACCIÓN LIMA
Hay algo que une al recapturado narcotraficante mexicano Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán Loera y al peruano Demetrio Chávez Peñaherrera ‘Vaticano’: ambos querían que sus vidas fuesen contadas en una película. De hecho, la productora Michelle Alexander ya tendría un guion listo para la miniserie “Vaticano” basada en el libro “Polvo en el viento” del periodista Hugo Coya.
Chávez Peñaherrera, quien estuvo a punto de crear el primer cártel peruano, será liberado hoy, luego de permanecer encerrado 22 años en la Base Naval del Callao y en el penal Miguel Castro Castro. La policía de EE.UU. estima que su fortuna era de US$1.000 millones y que lideraba una banda de 50 personas. “Tenía una organización muy amplia con tentáculos en diferentes estamentos de la sociedad peruana”, asevera Coya a El Comercio.
NEXO CON MONTESINOS
Tras huir de Uchiza, donde Sendero Luminoso le cobraba cupos, se instaló en el distrito de Campanilla (departamento de San Martín). Empezó a proveer de pertrechos, armas y dinero a las Fuerzas Armadas a fin de que mantuvieran a los subversivos a raya y le permitieran operar con libertad. La notoriedad que empezaba a tener Chávez atrajo al ex asesor presidencial Vladimiro Montesinos a Campanilla: ahí llegó en mayo de 1991, para conocer a ‘Vaticano’. A partir de entonces, el narcotraficante empieza a pagar US$50.000 a los militares en la zona por cada vuelo de aeronave cargada de droga y la misma suma, mensualmente, a Montesinos Torres por información sobre operaciones antidrogas.
Al año siguiente, Montesinos le hace saber que la DEA venía siguiendo sus pasos de cerca y que, para seguir protegiéndolo, no lo haría por menos de US$100.000 al mes. La negativa de Chávez Peñaherrera supuso el fin de la relación, la destrucción de su pista de aterrizaje por parte de los militares y su huida a Colombia, protegido por el cártel de Cali, según Coya.
En una audiencia de 1996 en la Base Naval, Chávez Peñaherrera declaró que pagó cupos a Montesinos. En una audiencia posterior, retira la acusación. Según el libro de Coya, Chávez no recuerda qué le sucedió, pero tiene un hoyo producto de una supuesta craneotomía que indicaría que fue torturado, doblegado y manipulado para cambiar su declaración.
ESCUELA COLOMBIANA
Para abril de 1989, conoce al cabecilla del cártel de Medellín, Pablo Escobar (quien dijo de ‘Vaticano’: “[es] el primer peruano puntual que conozco”). Le provee de pasta básica por casi medio año. Años después haría lo propio con el cártel rival, el de Cali. En 1991, ya era visto como el jefe del narcotráfico más importante del valle del Huallaga y, por ende, del país. Podía traficar con entre 300 y 450 toneladas de pasta básica al año (80% de la producción de aquel entonces), material que los colombianos convertían en cocaína de alta pureza.
En Campanilla, Coya recogió los elogios que pobladores tenían para Chávez Peñaherrera por haber erigido la plaza de armas del distrito, un estadio y varias pistas. “[‘Vaticano’] reconoce que lo aprendió de Escobar. Pablo le dijo que la única manera de tener tranquilidad en el trabajo era ganándose a la población”, recuerda Coya.
CAPTURA
Bajo el Plan Lucca, formulado por la Dirección de Inteligencia (Dinin), la Dirección de Investigación Criminal e Interpol de Colombia, Demetrio Chávez fue capturado en Cali, en enero de 1994. Lo expulsaron y una vez en suelo peruano fue acusado por el delito de traición a la patria y le dictaron cadena perpetua. Los siete primeros años purgó condena en la Base Naval del Callao junto a Abimael Guzmán. Tras la caída del régimen fujimorista, se lo acusa por narcotráfico y lo condenan a 27 años de prisión, pena posteriormente reducida a 22. EN MIGUEL CASTRO CASTRO
Varios periodistas que lograron entrevistarlo en el penal Miguel Castro Castro coinciden en que ‘Vaticano’ vivía cómodamente en una celda del área del venusterio. En el 2011, dijo al diario español “ABC” que ansiaba salir de la cárcel “en dos helicópteros con varias anfitrionas”, aterrizar en el hotel Westin y filmarlo todo. Hoy pisará las calles nuevamente.