El nuevo malecón en la playa La Pampilla está casi terminado. Su construcción representa la conclusión de una serie de decisiones reactivas por parte de la Municipalidad de Lima y, como objeto, es un monumento a la falta de visión integral de la Costa Verde.
Evaluemos los hechos en perspectiva. Primero, la decisión de poner una baranda en el nuevo malecón fue una reacción al hecho de que este estuviera elevado. Si no lo estuviera, no sería necesaria. Desde la pista uno ya no puede observar el mar sino el color amarillo intenso con el que ha sido pintada la baranda, a manera de propaganda política, en uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad.
La decisión de elevarlo fue una respuesta al hecho de que ya no había espacio para su construcción al nivel de la pista sin evitar la erosión. Justamente, el hecho de que el malecón esté ubicado allí es una consecuencia de la ampliación de la vía del circuito de playas a tres carriles, en cada sentido, quitando el espacio que antes había. Se eliminó así la posibilidad de tener un gran malecón al nivel de la pista, más accesible a la playa.
Su diseño final ha sido muy criticado, y con justa razón. Sus 3,2 metros de ancho van a servir como una ciclovía y vereda peatonal. Sin embargo, dicho tamaño es insuficiente para una ciclovía de dos sentidos. También es insuficiente para un malecón peatonal. Es absurdamente angosto para tener las dos funciones.
Sin embargo, lo más frustrante de todo esto es que este nuevo malecón es una manifestación de cómo los peatones son una ocurrencia tardía en los planes para la Costa Verde.
La visión de este corredor urbano de los últimos 20 años ha sido el de una vía arterial de tres carriles, en vez de ser el de un malecón articulador para las personas. Como he mencionado antes, la ampliación del circuito de playas no era necesaria dado que el problema de capacidad sigue estando en las salidas y no en la vía misma. Si la visión hubiera sido la de crear un nuevo gran malecón para Lima, hubiéramos tenido el espacio para hacerlo. Sin embargo, el tercer carril ha ocupado más de 3 metros para cada lado de la vía.
Después de grandes inversiones en el circuito de playas, la congestión sigue existiendo. Y adicionalmente a esto, se han gastado S/.4 millones en un anecdótico malecón que es demasiado angosto para su uso por parte de ciclistas y peatones. Esta obra nos ha quitado la posibilidad de tener el espacio para un adecuado malecón en el futuro y darle a la playa un buen uso.
Cada decisión es una reacción a una mala decisión anterior, así vamos tapando los parches y llegando a un resultado tragicómico.