“Esta es una obra responsable que va a ser mi principal legado al pueblo de Lima”. Con estas palabras, en julio del 2008, el entonces presidente Alan García firmó un contrato con la cuestionada empresa brasileña Camargo Correa y la compañía francesa OTV para la construcción de una planta de tratamiento de agua potable en Huachipa, que supuestamente iba a beneficiar a 2,4 millones de habitantes.
Los distritos que se iban a favorecer con esta “importante obra, la más grande de Sudamérica” –según expresiones de García– serían Lurigancho-Chosica (Huachipa), San Juan de Lurigancho, Comas, Carabayllo, Los Olivos y Puente Piedra. Sin embargo, nada de eso sucedió. Por el contrario, los vecinos de esas zonas son los más perjudicados con el desabastecimiento de agua potable. La obra costó S/820 millones.
La planta de Huachipa fue inaugurada en el 2011. “Esta planta en los próximos decenios o siglos continuará brindando agua a toda la parte norte de Lima”, sostuvo García en aquel momento. Pero para el 2014 las fallas en el diseño de la obra eran más que evidentes y las pérdidas económicas cuantiosas, como lo sostiene un documento de auditoría que realizó la Contraloría General de la República.
–Proyecto nació defectuoso–
El ingeniero Edward Cotrina, gerente de megaproyectos de auditoría de la contraloría, sostuvo en enero de este año al programa “Panorama” que el perjuicio económico que originó esta obra es de S/100’318.331.
Según el contrato, el consorcio Huachipa [Camargo Correa y OTV] debía producir cinco metros cúbicos de agua potable por segundo, pero solo alcanzó a 185 litros por segundo. “Eso es solo la milésima parte de lo que verdaderamente se había comprometido”, remarcó el funcionario.
El informe de la contraloría –que abarcó una auditoría desde el 2007 hasta el 2015– resalta que Sedapal suscribió el contrato con el consorcio fuera del plazo establecido y sin que presenten toda la documentación requerida. “Sedapal no cobró la garantía de US$3 millones ante el incumplimiento del contratista por no suscribir el contrato dentro del plazo establecido”, se lee en el documento.
Asimismo, la contraloría estableció que Sedapal “aprobó y recibió parte de las obras correspondientes a la fase 1 sin haber verificado que estas operaban satisfactoriamente, lo que generó que no se entregue el agua potable a octubre del 2011 con los estándares de calidad”.
Esta negligencia generó que se inicie la etapa de operación y mantenimiento sin producir agua potable “con los parámetros físico-químicos establecidos”.
Eso no es todo. El informe también refiere que el consorcio no cumplió con dar mantenimiento a la obra como estipulaba el contrato. Pese a eso, Sedapal aprobó los pagos al consorcio “por la operación y mantenimiento por un monto de S/49 millones correspondientes al período del 12 de julio de 2011 al 31 de julio de 2014, tiempo en que no hubo producción ni entrega de agua potable”.
Otro acto irregular fue que Sedapal autorizó que el consorcio reemplace la construcción de dos reservorios por uno único denominado Túpac Amaru “sin sustento técnico y legal de la necesidad del cambio, generando un sobrecosto ascendente a S/21’643.044,43”. El consorcio sostuvo que pidió ese cambio porque en una de las zonas, en San Martín de Porres, había evidencia arqueológica. El otrora Instituto Nacional de Cultura lo desmintió.
Asimismo, se indica que el contratista no terminó los trabajos en el plazo establecido. “Se suscribieron actas de acuerdo que suspendieron la obra originando que se le beneficie al contratista con el pago de S/20 millones”, indica el documento.
–Dimes y diretes–
Las irregularidades en la planta de Huachipa son investigadas por la fiscalía. Esta semana García escribió en su Twitter: “Lima sin agua porque no se utilizó ni mantuvo Huachipa, la planta de agua más grande de Sudamérica”. Le llovieron las críticas.
“Es una obra mal construida y que se está desmoronando”, sostuvo Manuel Pulgar-Vidal, ex ministro del gobierno de Ollanta Humala. Por su parte el dirigente aprista Carlos Arana resaltó que las fallas de la planta se deben a que durante el gobierno humalista no se hizo el mantenimiento debido.
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