Los Sanguinarios del Norte Chico es un clan de asesinos, extorsionadores y comercializadores de droga en Huaral. Su cabecilla, Adolfo Celestino Gutiérrez Copitán, es un prontuariado delincuente. Fue condenado a ocho años de prisión por tráfico ilícito de drogas y desde el año pasado purga condenada en el penal de Huacho. Desde ahí seguía dando órdenes a su banda.
Esta organización fue desarticulada el pasado 16 de mayo en un megaoperativo conjunto entre el Ministerio del Interior y la Fiscalía Especializada en Crimen Organizado. Se detuvo a 48 personas acusadas de extorsión, microcomercialización de drogas, robo agravado y sicariato.
La policía también intervino la celda de Gutiérrez. Le incautaron chips y celulares con los que se comunicaba con sus subordinados. Los detenidos en este megaoperativo permanecen en la celda de la Dirincri.La fiscalía tiene 15 días para solicitar la prisión preventiva.
—Perfil criminal—Gutiérrez conocido como ‘Tocho’, ‘El Enano’ o ‘El Feo’, tiene 33 años y mide 1,51 m. Nació en Áncash y se mudó con su familia a Huaral cuando era menor de edad. Allí inició su actividad delictiva.
Primero, se dedicó a la microcomercialización de drogas (la fiscalía lo investigó por ese delito en el 2009, el 2013 y el 2015). Luego, incursionó en el robo agravado (le abrieron procesos de investigación en el 2010, el 2012 y el 2015), la extorsión a comerciantes y transportistas, y el homicidio calificado en la modalidad de sicariato (tiene dos investigaciones: una del 2012, otra del 2014).
Su esposa, Candy Corzo Cañari, era su lugarteniente en el negocio de los estupefacientes, según la fiscalía. De acuerdo a la investigación, a su medio hermano Jermi Roque Copitán, de 21 años, le encargó los robos, extorsiones y ajustes de cuentas (Es el sicario más avezado de Los Sanguinarios. Su primer asesinato lo cometió antes de los 18). Él no pudo ser capturado en la última operación policial.
Gutiérrez también fue miembro hasta el 2014 de Los Monos de Quepepampa, una organización dedicada a la extorsión en construcción civil en Huaral y Chancay. Ese año decidió actuar por su cuenta y extendió sus redes delictivas en todo Huaral. Desde el 2015, las autoridades los investigaron por extorsión y tenencia ilegal de armas y explosivos. “Su organización fue la más violenta de la zona”, dicen fuentes del Ministerio Público. 
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