Unas 800 mil personas acuden a diario al Mercado Central y a Mesa Redonda para hacer sus compras por Navidad. Pero conforme se acerquen el 25 de diciembre y fin de año, esta cifra llegará al millón, calcula la Municipalidad de Lima. A espaldas de la plaza Gastañeta, en el Cercado, la gente lucha por transitar por los pasillos angostos de una galería donde, por esta temporada, se venden juegos de nacimientos, papanoeles cantores y luces decorativas.
En los jirones Cusco y Andahuaylas, hay ambulantes que ofrecen comida, muñecos con forma de renos, coronas y guirnaldas. Hay locales que no se dan abasto y sacan sus productos a las veredas.
Cristian Rosenthal, gerente de Fiscalización y Control de Lima, indica que desde que empezó el plan Navidad Segura, a inicios de noviembre, 70 puestos fueron amonestados por incumplir las normas de seguridad.
Son 1.200 trabajadores municipales (250 de ellos fiscalizadores) los que vigilan esta zona y el triángulo de Grau. “La galería Mina de Oro ya está rebasando su capacidad, por lo que estamos tomando medidas para hacer respetar el aforo”, asegura el funcionario.
incendios –al menos– se han registrado en el Centro de Lima entre el 2001 y lo que va del 2018.
Tanto en Mesa Redonda como en el Mercado Central hay 19.990 stands agrupados en 166 galerías. El 90% tiene certificado de funcionamiento y de Defensa Civil, según la comuna. Aun así, los fiscalizadores deben retornar para asegurarse de que los comerciantes no estén sacando la vuelta a la ley.
La situación es parecida en el emporio comercial de Gamarra. Los ambulantes colocan su mercancía incluso en vías donde no se han culminado obras de mantenimiento. A eso de las 3 p.m. todo está abarrotado de compradores, y vendedores informales. Los inspectores municipales les piden que circulen. Los comerciantes se mueven a veces o enrollan su mercancía. Cuando los municipales se retiran, vuelven a exponerla.
Consultada por este Diario, la Municipalidad de La Victoria contestó que hoy daría a conocer su plan de seguridad.
La semana pasada, hubo un incendio en una galería clausurada del jirón Ayacucho (Mercado Central) y un hombre que trabajaba como soldador pereció.
Giancarlo Pasalaqua, de la Sociedad Nacional de Protección contra Incendios, advierte que, pese a las experiencias dolorosas como los siniestros en Mesa Redonda (2001) y Nicolini (2017), somos una sociedad que da más valor al negocio que a la vida humana.
A la fecha, en todo el país, no hay ninguna feria pirotécnica autorizada por la Superintendencia Nacional de Control de Servicios de Seguridad, Armas, Municiones y Explosivos de Uso Civil (Sucamec). Esta ha recibido 29 solicitudes. Dos de ellas (una en Loreto, la otra en La Libertad) ya fueron desestimadas por no cumplir las medidas de seguridad. Las otras 27 continúan en evaluación.
“Necesitamos crear conciencia de seguridad y trabajar para que la normativa mejore. Los incendios no solo han aumentado en cantidad, sino en severidad”, dice.
El problema, afirma, radica en que hay negocios en locales inadecuados para comercio, por sus estructuras y sistemas eléctricos. El otro problema, agrega, es la irresponsabilidad de la gente. 
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