Aunque el caótico tráfico vehicular de Lima parece un mal endémico de la ciudad, ellas, con sus señales luminosas y silbatos, ponen su granito de arena en la tarea de ordenar el torrente de vehículos y peatones que se apodera en horas punta de las principales intersecciones del distrito en el que viven: San Borja. Y lo hacen como brigadistas de educación vial.
En total son quince las vecinas entregadas a esta labor voluntaria y organizada por la Gerencia de Tránsito y Seguridad Ciudadana de la comuna distrital. Durante la época de clases escolares suelen ubicarse en las vías cercanas a los colegios para ayudar a que los alumnos transiten sin el peligro de sufrir un accidente.
En estos meses de verano se turnan para colaborar con el tránsito vehicular y peatonal. Se ubican en intersecciones complicadas como la de las avenidas Javier Prado y Aviación, al lado de la estación La Cultura del Metro de Lima. “Lo más complicado es soportar el sol, pero aguantamos el calor. Lo que queremos es evitar accidentes y culturizar en materia vial a choferes y transeúntes”, dice la brigadista Carmen Sandoval Chávez, quien lleva 10 años en el grupo. El mismo tiempo lleva formada esta unidad.
Ella es cosmetóloga, igual que su compañera brigadista Lilly Ezcurra Loo. “Nos motiva un afán de colaborar con la ciudadanía”, afirma Lilly. Cada una de ellas tiene dos hijos. “Si ocurriese algún accidente, a través de unos celulares que les ha proporcionado el municipio, ellas se comunican con la central del serenazgo y piden apoyo. También han sido entrenadas en primeros auxilios”, explica Milagros Abrahanzon Uribe, coordinadora de las brigadistas voluntarias de educación vial de San Borja.