La historia es contada en cuatro movimientos, a la manera de una trágica sinfonía. Un inicio lírico, donde se plasma la vida en la selva antes de la llegada de los caucheros a fines del siglo XIX. Resuena luego el ‘boom’ del caucho, seguido por una cruel explotación a los indígenas que derivó en su posterior masacre. El drama se desarrollará después con denuncias internacionales, ejemplos de resistencia y un terrible éxodo que definió el fin de diversas culturas originarias. Finalmente, la historia da cuenta de la lenta recuperación y de la visión futura del pueblo indígena.
► Evangelina Chamorro es retratada por artista colombiano
► “Incautados”: revisando la biblioteca de Sendero Luminoso
“Memorias del caucho: revelaciones del bosque humano” es una notable muestra abierta en el Lugar de la Memoria (LUM). Además de fotografías históricas y documentos recogidos por el curador Wilton Martínez, investigador del Centro de Antropología Visual del Perú (CAVP), presenta la obra de los artistas amazónicos Rember Yahuarcani, Brus Rubio, Rubén Medina, Pablo Taricuarima y Santiago Yahuarcani.
Para Guillermo Nugent, director del LUM, la memoria del ciclo de violencia vivida del 80 al 2000 y sus enseñanzas recogidas nos permiten tener una visión crítica del presente, pero también de nuestra historia republicana. En ese sentido, la muestra ofrece nuevas luces para analizar la cruel explotación de indígenas peruanos para la extracción del caucho en los territorios de Loreto y el Putumayo, entre 1870 y 1920.
HISTORIA SUBLEVANTESi bien la explotación del caucho tiene como marco la segunda revolución industrial, su extracción en el Perú evidenció formas culturales que arrastramos desde los años de la Conquista.
Así, mientras en Europa y Estados Unidos se disparaba la demanda de goma para la industria de neumáticos, en el Perú su explotación causó la muerte de 30 mil indígenas que habitaban las zonas de Loreto y el Putumayo.
Para el investigador Wilton Martínez, las consecuencias de la extracción del caucho en el Perú fueron catastróficas. Afirma que nunca se sabrá exactamente el número de víctimas, pues no se cuenta con datos precisos de la época. Ya en su reporte de las atrocidades cometidas por la Casa Arana contra los huitotos, los nonuyas, los muinanes, los andokes, los boras y los mirañas, el comisionado del Foreign Office británico, Roger Casement, contabiliza 30 mil muertes. “Antes del caucho, se estimaba que la población indígena en esta región alcanzaba las 70 mil personas, siendo 40 mil de ellos huitotos. Después del caucho, de este grupo solo quedaron 7 mil”, explica Martínez.
Alistan gala benéfica #UnaSolaFuerza en el Gran Teatro Nacional ►https://t.co/ME3PV37cPx pic.twitter.com/wS6lo7DSbS— Luces El Comercio (@Luces_ECpe) 29 de marzo de 2017
A la devastación demográfica se suma el desastre cultural. Con el asesinato de muchos de sus curacas, la línea de mando en estas culturas se rompe y se genera un profundo vacío político. A ello se suma la interrupción del sistema de clanes, por lo que los nativos se dispersan a otras regiones y con ello se desintegra el tejido social. Asimismo, la tradición oral fue devastada cuando las malocas, como se llaman los centros de enseñanza donde los indígenas amazónicos reproducían su cultura, fueron incendiadas.
Y, sin embargo, para el curador de la muestra, resulta asombroso cómo este tejido ha ido formándose nuevamente tras el desastre. Un siglo después, esta recuperación se plasma a través del trabajo de hoy reconocidos y cotizados artistas plásticos que comparten su visión de futuro desde la poesía de su arte, aportando una visión que trasciende la catástrofe y aquellos años de terror.
MÁS INFORMACIÓNLugar de la Memoria. Bajada San Martín 151, Miraflores. Temporada: Del 30 de marzo al 30 de julio. Horario: martes a domingo de 10 a.m. a 6 p.m. Ingreso: libre.Tweets by Luces_ECpe