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Al final, todo es un viaje por los pliegues del tiempo, que nunca está quieto y siempre se mueve hacia adelante, impactando como el aire. “El aire es mensaje. Cuando inhalamos ingresa al cuerpo la voz de quienes hablaron. Y cuando exhalamos expulsamos palabras exclamadas con ese aire consumido. A pesar de su movimiento infinito, su hacerse y deshacerse, todas las formas que alguna vez tomó, permanecen ahí como huellas materiales. Esta sustancia gaseosa carga la historia del planeta. Respirar es airear, ventilar, abrir, desahogar, circular, pulsar. Controlar el ingreso y la salida del aire del cuerpo es una manera de liberación, conexión y potencialización de nuestros sistemas”, concluye. Imagen: Secuencia ESTE.