Del 27 de febrero al 3 de marzo de este año, el Perú fue el país invitado de la Feria de Arte Contemporáneo ARCOmadrid. Un día después del cierre de su 38ª edición, ya los galeristas y coleccionistas hacían un balance positivo, sea por la visibilidad internacional obtenida, o por el renovado contacto entre artistas e instituciones peruanas y españolas.
¿Pero cómo estar seguros de ello? En un esfuerzo inédito, un grupo de personas del medio artístico decidieron evaluar el impacto de este esfuerzo, produciendo un informe que analiza y valora la eficiencia de las inversiones y los esfuerzos realizados por nuestras instituciones públicas y privadas. Dirigido por José-Carlos Mariátegui, crítico de arte y curador independiente, y coordinado por la comunicadora Verónica Moll, el estudio se presentará el martes 29 de octubre a las 7 p.m., en el Espacio Fundación Telefónica (Av. Arequipa 1155, Lima). Los acompañarán los especialistas Fietta Jarque, Lucía García de Polavieja y Carlos La Rosa.
Escritora y periodista cultural, Jarque fue responsable de la curaduría y coordinación del Programa Paralelo del Perú como país invitado. Impulsora de la idea de que el país participara de ARCOmadrid, se trata de una voz imprescindible para analizar este estudio.
—Quizás tan importante como la realización del evento sea el acto de estudiar su impacto y sacar conclusiones. Ya hubiéramos querido que este esfuerzo haya partido del Ministerio de Cultura...
Si no hubiera habido un evento de tales dimensiones, no habría surgido la idea de evaluarlo de una manera tan amplia y profunda. Pero es cierto que el Ministerio de Cultura ni siquiera ha publicado una nota de prensa sobre los resultados. Con tantos cambios de ministro, ninguno pudo hacer suyo este proyecto.
— Antes de entregar su renuncia, los ministros de Cultura suelen decir que los continuos cambios no debilitan la institución, pues tras ellos hay funcionarios que hacen bien su trabajo. ¿A la luz de lo hecho en ARCO, crees que estos cambios sí generan problemas?
Es indudable. Por cierto, también hubo cambios en los funcionarios en encargados de la dirección del proyecto. Evidentemente, el tema principal era el presupuesto. Por ejemplo, en un primer momento, al confirmarse las sedes y las exposiciones del programa paralelo, se vio la necesidad de invertir un millón de dólares para implementarlo. Al final, fueron 520 mil dólares lo que terminó dando el ministerio de Cultura, recurseándose. Hubo un presupuesto general para garantizar su compromiso con ARCO, que implicaba pagar los pasajes a los artistas, el transporte de las obras, y preparar el pabellón institucional. Pero la otra parte del programa resintió el corte presupuestal. Creo que el ministerio no pensaba hacer algo tan grande. Sin embargo, al final se logró un programa muy positivo y de gran impacto. Tanto que el Perú se considera el país invitado de mayor éxito en toda la historia de la feria.
— ¿Podríamos decir que el éxito se consiguió “a pesar” de la gestión del Estado?
Así es. ¡Ese es el milagro! Desde afuera, la gente solo ve las exposiciones y sale de ellas encantada. PromPerú inundó Madrid con su campaña publicitaria y logró que, en conjunto, pareciera que todo había salido perfectamente planificado. Sin embargo, por dentro, la organización sufrió por la falta de presupuesto y de un liderazgo claro. Hubo sinsabores y malentendidos, desaires, gastos que quedaron sin cubrir. Pero se sacó adelante y con gran éxito. A pesar de todos los impases, nuestra imagen cultural es nuestra fortaleza, aunque eso no se lo crean los gobernantes. Por eso este informe me parece una extraordinaria iniciativa, pues demuestra que el aporte privado ha sido superior al del Estado. Fue muy importante el aporte de los coleccionistas, de los galeristas y de los propios artistas que se recursearon para estar allí y dejar una gran impresión en España. He hablado con varios críticos de arte luego y doy fe que se han quedado impresionados de la diversidad del arte peruano contemporáneo.
—El estudio compara siempre lo hecho por Perú con lo presentado por dos invitados anteriores: Colombia y Argentina. Estos países presentaron un programa de artes escénicas, de literatura y de cine. Perú organizó un ‘gastrolounge’. ¿Es que solo pensamos en comida?
No. Eso estuvo muy bien calibrado y fue parte de nuestro éxito. Yo vivo en España hace 35 años, y al estar en el periodismo sé lo que les interesa o no a los españoles. Nuestro programa tuvo el acierto de concentrarse en el tema del arte y nuestro pasado prehispánico. Ningún otro país puede hacerlo. El teatro argentino es fantástico pero sus actividades se presentaron en la semana que duró ARCO. Al concentrarnos en el arte, evitamos la dispersión y las exposiciones pudieron quedarse en Madrid por meses. No podemos, por exceso de entusiasmo, mostrar todo lo que tenemos. Perú es conocido ahora en España a través de la gastronomía, especialmente a través de la fusión contemporánea, con Ferrán Adrià y Gastón Acurio. Esa fue la visión de nuestro programa: llegar desde lo contemporáneo a lo tradicional.
— El estudio muestra un dato muy interesante. Un 86% de españoles, luego de ARCO, dicen que su interés por el arte contemporáneo alcanza el 86% . ¿Que revela una cifra como ésta?
Quienes han sido consultados son artistas, galeristas, directores de museo, curadores, coleccionistas. Perú no fue invitado porque tenga grandes museos de arte contemporáneo o porque acoja una cantidad fabulosa de galerías. Fue invitado por su cantidad de artistas contemporáneos ya implantados en la escena internacional, pero dispersos. Al verlos juntos, los especialistas pudieron apreciarnos mejor. Creo que ha mejorado mucho la percepción del arte peruano contemporáneo entre galeristas, coleccionistas y directores de museos.
— El estudio analiza los impactos en la prensa del Perú en ARCO. Cuenta 2.673 publicaciones en España y solo 310 en la prensa peruana. ¿Esto habla mal de nosotros?
¿Cuántas páginas culturales hay en la prensa peruana? Poquísimas. Creo que muchos no supieron darle al tema la dimensión que tenía, salvo el diario El Comercio. En España, ARCO es la mayor oportunidad de cobertura cultural que puede recibir un país. Fue una gran oportunidad que supimos aprovechar.
— El estudio se pone pesimista en el capítulo dedicado a los aprendizajes. Habla que el Estado no cumplió varios de sus compromisos...
Así es. No voy a cargar demasiado contra el Estado, porque sé que los que podían tomar decisiones trataron de hacerlo. Se pidió una ampliación de presupuesto para la participación del Perú en ARCO y el Congreso no se la otorgó. Por eso tuvieron que rascar la olla. La contribución del Ministerio de Cultura debía ser de un millón de dólares y entregó 520 mil. Por ello, un montón de compromisos ya conversados no se cumplieron. El Perú ha quedado pésimo con algunas instituciones españolas.
—Como el Museo Reina Sofía, por ejemplo, que tuvo que invertir extra por la exposición “Amauta”.
Como el Reina Sofía, o como el Centro de Arte Dos de Mayo, o con algunos coleccionistas peruanos como Jan Mulder, con quien se comprometieron en retornar las obras de su colección y al final no cumplieron. Por eso, justamente el aprendizaje que plantea este estudio es la necesidad de contar con una estrategia y una política de Estado que apoye la promoción de la cultura peruana en el extranjero.
— Un ente coordinador que articule las propuestas de PromPeru, el Ministerio de Cultura y la cancillería para promover la cultura peruana en el mundo...
Ni siquiera contamos con un comité consultivo. Por eso es urgente presentar estos resultados. Seria ideal que desde el Estado se organice una entidad coordinadora estable, ajena a la volatilidad de la gestión política y los gobiernos.
— El entusiasmo y el voluntarismo no son suficientes para continuar estos esfuerzos...
Eso ayudaría mucho al Ministerio de Cultura, pues la institución no está preparada para este tipo de eventos. Para empezar, no tiene una oficina de comunicación a la altura de lo necesario.
— ¿Finalmente, a que otras fiestas debería el Perú buscar ser invitado?
Hay que estar en todos lados. Constantemente. Por ejemplo, el Estado debería preparar una o dos grandes exposiciones de arte prehispánico con grandes museos de Estados Unidos, Europa y Asia. Este trabajo, que demanda grandes presupuestos e investigaciones de muchos años, no puede ser asumido solo por el MALI. Hay que pensar grandes proyectos, de gran impacto, con una presencia sostenida.