Fue en Lima donde comenzó a formarse el gran secreto que obsesionó a María Luisa Portuondo. Durante la dictadura de Augusto Pinochet, el padre de la artista chilena eligió la capital peruana para exiliarse. Y desde aquí comenzó a enviar las cartas que ella, aún pequeña, recibía con entusiasmo y nostalgia. Un intercambio epistolar que la marcó y que dio un giro cuando su padre falleció.
“Yo tenía unos 20 años cuando él murió y encontré unas cartas suyas en las que contaba que no era hijo de mi abuelo, sino de otro hombre. Era un secreto de familia que él no le había contado ni siquiera a mi madre. A mí me perturbó la idea de que pudiera ocultar algo por tanto tiempo. Algo que para mí no era transcendente, pero que para él sí lo había sido. Había definido su psiquis”, explica la artista.
Y así, la idea del secreto siguió rondando en la cabeza de Portuondo, que intentó trabajarlo en sus inicios como directora teatral, y luego a manera de instalación artística. El resultado es “Secreto”, la muestra itinerante que ha recorrido más de 15 ciudades del mundo –tan diversas como Barcelona, Nueva York, Beijing o Moscú– y que ahora aterriza en el MATE de Barranco. Escala en Lima que sirve como una suerte de retorno a su germen.
LO NO CONTADOLa dinámica de la instalación parte de una premisa sencilla: en una malla que se instalará en el patio del museo colgarán cientos de sobres de cartas en los que personas de todo el mundo han escrito sus confesiones en diferentes tonos e idiomas. La condición para leer alguno de esos secretos es dejar uno propio. Para ello, los participantes deberán ponerlo por escrito y desprenderse de él gracias al escudo del anonimato.
“Elegí los típicos sobres de carta porque me recuerdan a los que me enviaba mi padre, pero también porque apelan a la memoria colectiva. Todos reconocemos esos sobres, lo que ayuda a que se establezca un lazo de cercanía”, apunta Portuondo.
Y aunque la noción de secreto parte de una cuestión íntima y personal, la artista señala que pueden ser objeto de una lectura colectiva, sea por una cuestión de género, de edad u otras características. “En Chile, por ejemplo, muchos secretos tenían que ver con la sexualidad, que es un tema muy oculto. Pero en otros países eso ya está superado. En Corea, en cambio, me sorprendió que la gente hablara tanto sobre el suicidio, que responde a la presión social que existe por el éxito”, agrega la artista.
Con unos 1.500 secretos recopilados hasta la fecha, Portuondo tiene como proyecto llegar con su instalación a los cinco continentes y, eventualmente, editar un libro que no solo sea un muestrario de sus revelaciones, sino una visión panorámica de lo que la gente oculta.
NUESTRO LADO OSCUROEn este punto, Portuondo hace una confesión: desde hace un tiempo ya no lee ninguno de los secretos que le dejan. “Cuando empecé, yo misma seleccionaba los más interesantes. Y había muchos bastante cómicos o anecdóticos, como el que revela que le gusta orinar en las piscinas”, afirma. “Sin embargo, la mayoría son bastante oscuros y dolorosos, algo que no he podido decantar de la mejor manera”.
Secretos que implican maltratos a animales o el caso de un hombre que abusaba constantemente de un menor la pusieron en jaque con su conciencia. “Cuando eso ocurrió, me obsesioné con saber quién era ese hombre, pero me di cuenta de que era imposible descubrirlo. Luego me di cuenta de que con este proyecto estoy abriendo una ventana, desde el arte, que no tiene ética ni moral, que traspasa esas categorizaciones. Yo abro una ventana para que la gente se exprese libremente y no puedo emitir juicios sobre ello. Es complicado, desde luego, porque entro en un conflicto”, asegura.
¿Tiene secretos María Luisa Portuondo? “Los tengo, sí. Pero creo que son secretos leves. Y es verdad que hay gente que dice no tenerlos, pero me parece que son personas que no han hecho el ejercicio de ir más adentro. Porque así funciona el inconsciente, bloqueando. Y esta muestra también es importante para cuestionarnos por qué escondemos cosas”, responde.
MÁS INFORMACIÓNLugar: Museo Mario Testino - MATE. Dirección: Pedro de Osma 409, Barranco. Fechas: 5, 6 y 7 de octubre, de 10 a.m. a 7 p.m. Ingreso: libre.