Ayabaca, 1935. Una imagen de Teresa de Ávila se alza entre una gran multitud de vecinos reunida, como cada año, para participar en la tradicional procesión con la que esta ciudad andina honra la memoria de la mística española. Un detalle curioso rompe, sin embargo, con el clásico registro de la festividad: la santa está montada sobre el asiento trasero de un automóvil Ford, el primer vehículo motorizado que ha llegado a la localidad.
La instantánea que documenta la ocasión, tomada por el fotógrafo Rubén Quevedo, puede ser vista como una metáfora del ingreso de la modernidad al Perú: perturbados en primera instancia por el vehículo, los habitantes de Ayabaca han decidido exorcizar sus miedos integrando el ruidoso aparato a su modo de vida y transformando, por la misma vía, la forma cómo se relacionan con su pasado.
Esta imagen forma parte de la muestra “Memoria del Perú. Fotografías 1890-1950”, producida por el Centro de la Imagen y que se inauguró el pasado martes en el Centro Cultural Inca Garcilaso del Ministerio de Relaciones Exteriores, y que reúne alrededor de 80 imágenes producidas por las principales figuras de la fotografía peruana de esa época.
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Carlos y Miguel Vargas: “Escuela fiscal”. Arequipa, ca. 1925.
Huellas de la modernidad
Según Carlo Trivelli, uno de los curadores de la muestra, el período abarcado “coincide con lo que podríamos llamar la edad de oro de la fotografía peruana, es decir, la época en la que comienzan a trabajar pioneros importantes como Max T. Vargas, y en la que están activos los fotógrafos más dotados de nuestra historia como Martín Chambi y los hermanos Carlos y Miguel Vargas”. El período corresponde, además, a la consolidación de la República luego de la Guerra del Pacífico, y se extiende hasta el punto en el que se sitúa el quiebre entre la tradición fotográfica clásica y la contemporánea.
En términos de la construcción de una idea de lo nacional en el Perú, existían hasta entonces muchas más dificultades que certezas. El modelo nacional clásico, inspirado por Francia en la Europa del siglo XVII y XVIII, se basaba en el traslape de las ideas de nación, territorio e idioma. “El Perú es un espacio difícil en ese sentido –dice Trivelli–. Tiene múltiples idiomas, es un territorio que no terminó de definirse sino hasta entrado el siglo XX, una geografía compleja, una diversidad cultural y una historia colonial que complicaron aún más las cosas”.
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Teófilo Hinostroza: “Saccsayhuaman”. Cusco, ca. 1950.
Siguiendo el modelo instaurado por Max T. Vargas, los fotógrafos peruanos tendían a mezclar varias actividades, alternando entre todas las gamas del negocio: tenían un estudio o se dedicaban a hacer retratos de manera itinerante, pero cada vez que visitaban un lugar aprovechaban la ocasión para hacer foto-postales, tomas por encargo, registrar el paisaje, e incluso documentar ruinas precolombinas o hitos del desarrollo moderno como la llegada de trenes, represas, etc.
Aquellos personajes se convirtieron de esta forma en los primeros corresponsales de prensa de los diarios y las revistas ilustradas –como sucedió con Martín Chambi en “Vanidades”–, y aquellas imágenes fueron piezas clave en la formación de un imaginario nacional, creando un retrato múltiple y fascinante de la peruanidad.La muestra, que incluye trabajos de figuras como Juan Manuel Figueroa Aznar, Sebastián Rodríguez, Baldomero Alejos o Walter O. Runcie, se expondrá en Lima hasta el 30 de abril, y viajará luego por el mundo, empezando por las ciudades de Ottawa (Canadá), Madrid (España), Ankara (Turquía), Pekín (China), Bangkok (Tailandia) y Seúl (Corea del Sur). No hay excusas para perdérsela.
Más información:
Lugar: Centro Cultural Inca Garcilaso del Ministerio de Relaciones Exteriores. Jirón Ucayali 391, Cercado de Lima.Temporada: del 15 de marzo al 30 de abril.Curaduría: Andrés Garay, Jorge Villacorta y Carlo Trivelli.