La retrospectiva de Johanna Hamann ofrece un panorama exhaustivo de una de nuestras escultoras más destacadas. La curaduría de Sharon Lerner pauta el montaje con base en las exhibiciones individuales de Hamann. Un ingenioso gesto autorreflexivo que nos acerca a la evolución plástica de la artista en los mismos términos en que ella ha organizado su propia obra.
El cuerpo humano es una preocupación fundamental. Vemos la idea del cuerpo como estructura en “Piedra vertical” (1988-1991), “Esqueleto” (1985) o “Espinazo” (1985), que se basan en huesos, columnas y tendones, y donde predomina la verticalidad y la rigidez.
Al abordar las cargas de género del cuerpo femenino, las formas se quiebran y los materiales colisionan. “Barrigas” (1983) sugiere las tensiones de la maternidad en tres vientres gestantes que cuelgan de ganchos cual trozos de carne, articulando lo fijo, móvil, rígido y frágil.
El cuerpo lacerado por púas de acero de “Mujer de madera” (1990-1991) evoca la violencia de género. “Cuerpo IV (Transición)” (1997) alude los roles nutricios contraponiendo un frente plano con un dorso cóncavo lleno de boquillas de biberón. “Cuerpo III (Ejecución)” (1995-1997), una poderosa imagen de vulnerabilidad sexual, retrata una mujer sentada con una guillotina que corta sus muslos a la altura de las ingles. La hoja metálica nos refleja tenuemente entre sus piernas creando la ilusión de profundidad y anulando la cavidad vaginal. “Cuerpo II (Libertad)” (1994-1997), presenta un cuerpo que se arquea, se expande y se abre, entre un estallido y un volverse alas, como metáfora de posibilidad desplegada.
Los retratos detallan los rasgos fisionómicos de la persona, como en “Dafna Danon” (1995), que carga las señas de identidad con la enigmática aura de un ensueño que perdura.
Estas exploraciones del cuerpo y su fragilidad, en su contexto social y político (con el telón de fondo de los sucesos de los años 80), dan paso a la investigación de su funcionamiento, como ocurre en la serie de botiquines del 2001, que alude a un interior perecedero. La exploración de los sistemas nervioso, sanguíneo y las redes neuronales hace que su escultura se haga más plana y expansiva y pierda masa. Las piezas en alambre y fierro recortado describen recorridos, canales y circuitos. El carácter flotante de las piezas y la incorporación de las sombras como elemento plástico emergen remarcando la levedad en “Estallido” (2000-2002), “Cerebro” (2002) y las series “Sistema regular” y “Sistema irregular” (2000-2002).
Johanna Hamann nos solicita una reflexión compleja sobre la vida, sobre el cuerpo y las relaciones entre los cuerpos en un entramado que es social, político pero también biológico, donde el riesgo, la posibilidad y el descubrimiento convergen. Una muestra que amerita verse. (function(d, s, id) { var js, fjs = d.getElementsByTagName(s)[0]; if (d.getElementById(id)) return; js = d.createElement(s); js.id = id; js.src = “//connect.facebook.net/es_LA/sdk.js#xfbml=1&version=v2.3”; fjs.parentNode.insertBefore(js, fjs);}(document, 'script', 'facebook-jssdk'));
Así fue el montaje de la muestra antológica de Johanna Hamann, una de las más importantes representantes de la escultura...Posted by Icpna Cultural on martes, 1 de marzo de 2016
AL DETALLE:Nombre: “Johanna Hamann 1977-2015”. Curaduría: Sharon Lerner. Lugar: Galería Icpna de Miraflores, Av. Angamos Oeste 160. Temporada: Hasta el 10 de abril.