RODRIGO BEDOYA FORNO
Aldo Miyashiro no niega que es un espectador ecléctico, de esos que pueden ver fácilmente una película latinoamericana, así como una comedia gringa o una cinta asiática. “Mi relación con el cine es la de cualquiera al que le gusta mucho desde niño”, confiesa el dramaturgo y conductor televisivo. “Con el teatro tuve un espacio para contar mis historias. Después pasé a la televisión, que me dio una forma distinta de contar. Pero creo que secretamente siempre he querido dirigir una historia mía, para poder controlarla”, añade.
Es así que Miyashiro se lanza al ruedo con “Atacada: la teoría del dolor”, cinta que terminó de grabarse hace unas semanas. Con un guion que data de hace cinco años, el ahora cineasta encara en su ópera prima una historia dura, que se mueve entre los sentimientos dolorosos de los personajes y los pasadizos del Poder Judicial. “Andrea es una mujer, de 36 o 37 años, que está a punto de casarse. Un día va a una fiesta de su trabajo y es violada por el hijo de su jefe. Eso genera en ella un bloqueo emocional que se acaba cuando decide tomar acciones legales contra su agresor”, explica Aldo.
“Entonces comienza un juicio desigual, que se convierte en el caso más mediático del país. Y en ese camino podemos ver toda la secuencia de dolor que puede causar una violación, con los jugadores de la historia viviendo su drama”, complementa.
CON CONTROLAl ser esta su ópera prima, Miyashiro quiso tener el mayor control posible sobre su material. “Sé que el cine peruano está pasando por un buen momento con su público, pero esta historia no tiene ninguna misión en cuanto a cantidad de espectadores se refiere”, cuenta el director. “Cuanta más gente vaya, mejor, sin duda; pero no he resignado nada para eso. Estoy contando una historia dura y cruda cuando se está apostando por los géneros. La cinta tiene momentos de ‘thriller’ muy fuertes. Quizá no es la apuesta que más conviene hacer en este momento, pero es la historia que quiero contar”, añade.
Víctima y victimario tienen los rostros de Érika Villalobos y Jason Day. A ellos los acompañan Cristian Rivero, Pierina Carcelén, Carlos Gassols, Jimena Arroyo, Sofía Rocha y Eduardo Cesti. “La película tiene una parte muy marcada del hecho dramático sobre la agresión. Hay una segunda parte donde vemos el desarrollo histriónico de los abogados”, explica Miyashiro, quien señala que no se ha remitido al sistema legal peruano, sino ha preferido crear, en su ficción, un sistema donde los colegiados tienen una mayor participación. “Y, además, la película es un ‘thriller’, que tiene que ver con las decisiones que toman los personajes, y lo que el juicio desencadena en ellos”, añade.
Miyashiro entrevistó a cerca de 15 mujeres que sufrieron abusos sexuales. “Lo que estoy contando pasa en el Perú cada día. He conocido mujeres que fueron violadas por siete u ocho personas y que no pueden denunciar porque el agresor era hijo de algún poderoso”, comenta el cineasta, que sabe que una historia como esta no es lo que la gente necesariamente esperaría de él.
“Yo sé que el público está esperando algo tipo videoclip, y la cinta es todo lo contrario. Se van a encontrar con una historia que se cuenta en su tiempo, muy dramática, con grandes actuaciones. Hemos ensayado con los actores meses antes, yo quería que vinieran preparados al set. Y creo que la gente va a ver que el nivel actoral es muy interesante”, añade.
Con la intención de estrenar el 5 de marzo del 2015, Miyashiro está metido en el proceso de edición y posproducción del filme. Ni el Mundial lo para. Lo que él quiere es poner el dedo en la llaga. Nada mejor que el cine para eso.