(Toronto, DPA)
“La gente siempre se ha sentido atraída por los personajes que van en contra de la ley desde el inicio del cine”, aseguró Benicio del Toro en el Festival de Cine de Toronto (TIFF) durante la presentación de “Escobar: Paradise Lost”, de Andrea Di Stefano, basada en la vida del famoso narcotraficante colombiano.
“No sé por qué sucede, pero es un hecho. Creo que en gran parte tiene que ver con experimentar vértigo sin estar parado al borde de un edificio”, añadió el actor de origen puertorriqueño, que en el film interpreta al líder del Cartel de Medellín, quien murió en 1993.
Para Del Toro, la fascinación por personajes violentos como el que interpretara Al Pacino en “Scarface” (1983), de Brian de Palma, se puede remontar hasta el poeta griego Homero.
“Creo que es más una pregunta para un antropólogo”, añadió acerca del atractivo de la figura de Pablo Escobar, que apareció como personaje en películas como “Blow”, con Johnny Depp y Penélope Cruz, e incluso se tradujo en la exitosa serie de televisión “Escobar: El patrón del mal”, de Caracol TV.
“Escobar: Paradise Lost” es la ópera prima del actor italiano Andrea Di Stefano, a quien se pudo ver en películas como “Nine”, de Rob Marshall, “Eat, Pray, Love”, de Ryan Murphy y “Life of Pi”, de Ang Lee.
Con guión del cineasta, el film, ambientado en 1991, dos años antes de que Escobar muriera cuando huía de la ley, cuenta una historia de ficción aunque basada en hechos reales, la de un joven surfista canadiense (Josh Hutcherson, de “Los Juegos del Hambre”) quien se ve involucrado en el ambiente mafioso de Escobar cuando se enamora durante una visita a Colombia de una de las sobrinas del capo narco (la española Claudia Traisac).
“Lo que me interesó del guión de Andrea es que es una historia ficticia pero muchas de las cosas en historia están basadas en la verdad”, explicó Del Toro, que entre otros papeles interpretó al “Che” Guevara en las películas de Steven Soderbergh sobre el revolucionario cubano y que estuvo acompañado en Toronto por Hutcherson y Traisac. “Y sobre todo el ángulo de Pablo Escobar como político”.
“Para mí era importante contar la intimidad de este hombre y hacerle justicia a través del cine, contar todo el arco de este ser humano, sus aspectos más íntimos, su lado más oscuro y su lado más luminoso, como el de su familia y sus hijos”, dijo en tanto Di Stefano, quien investigó durante dos años la figura del colombiano para poder escribir el guión.
“Creo que cuando pones la cámara sobre él y lo vuelves protagonista de alguna forma hay algo romántico sobre él”, continuó. “Pero a la vez quería que el público viera el resultado de la violencia de Pablo Escobar y sintiera lo que una víctima suya puede haber sentido cuando iba tras ella; quise hacer un viaje al infierno de lo que significaba estar en contra de una persona como Pablo Escobar”.
El director afirmó que la familia de Escobar -cuyo hijo y su esposa viven actualmente en Argentina, bajo una nueva identidad- fue una gran inspiración a la hora de escribir el guión, y que vio todas sus entrevistas, el documental sobre su hijo -“Pecados de mi padre”, de Nicolás Entel-, y leyó también el libro que escribió la hermana del narcotraficante, Alba Marina Escobar: “El otro Pablo”.
“Todo lo que se ve en la película está inspirado en su vida. Cuando hablas con el hijo, con la hermana, con la esposa, todos lo describen como un criminal fuera de la casa, pero como el mejor padre y esposo, y hablan de que en la casa había una atmósfera de mucho amor. Mi objetivo era respetar también ese aspecto de él”, añadió.
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