La secuela de “Deadpool” (desde este jueves 17 en cines) es el cine como espectáculo. Toma todo lo que convirtió a la original en algo inolvidable por lo políticamente incorrecta, ofensiva sin medir las consecuencias y también autorreferente; eleva todo eso a la N potencia para dar risa. Y lo consigue.
La cinta sigue a Wade Wilson (Ryan Reynolds), mercenario mutante cuya volatilidad lo mantiene lejos de cualquier pretensión heroica. Él se topa con Russell (Julian Dennison), adolescente que, además de ser víctima del típico internado abusivo, está en la mira de Cable (Josh Brolin), un viajero del tiempo que lo quiere matar.
“Deadpool 2” está llena de chistes, algunos claros, otros muy oscuros que solo los seguidores del cómic entenderán. De juegos de palabras y humor pueril hay mucho, justo lo que esperarías de la película de clasificación restringida más exitosa de la historia.
Pero no todas son risas y balas en “Deadpool 2”, pues el guion tropieza al incluir una buena parte de melodrama. Detallarlo aquí sería hacer spoiler, pero basta decir que está presente desde el primer acto y se mantiene hasta el final.
Claramente, se intentó darle a Wade Wilson, Cable e incluso a Russell más profundidad… solo para que en la siguiente toma hagan algo violento o digan un (buen) chiste, pero la tragedia que azota a los personajes se torna breve y, al final, queda reducida a simple anécdota. Entiendo que ese es el punto, el contraste, ¿Pero hacía falta sumergirse tanto en drama solo para despedirse de él con un chasquido (sí, esa es una referencia a Thanos)?
De otro lado, la dinámica de personajes es correcta y los secundarios, incluyendo a Peter (el bigotón favorito de internet), recompensan la expectativa. Otros personajes se roban momentáneamente el show, como Domino y Yukio (esta última solo puede ser descrita con una palabra). Y no olvidemos los cameos, pues llegan cuando menos los esperas y se quedan solo lo suficiente; bajo ningún concepto dejes que te los spoileen.
Eso es básicamente todo. “Deadpool 2” justifica tu entrada al cine, por más irregular que sea.
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