La nueva versión de “Suspiria”, dirigida por Luca Guadagnino, con mucha sangre, tripas, brujas modernas y danzas atractivas, sembró el terror este sábado en el Festival de Cine de Venecia.
El primer filme italiano en competición por el León de Oro, fue abucheado y a la vez aplaudido en su pase a la prensa, generando polémicas pero también elogios por la extraordinaria actuación de dos grandes estrellas: Dakota Johnson y Tilda Swinton, una en el papel de bailarina, la otra de coreógrafa de una misteriosa y prestigiosa compañía de danza contemporánea.
“Era para mi fundamental que la danza no fuera un engaño como diría la señora Blanc, sino que fuera también un personaje, con su lenguaje, un lenguaje que es trascendental y mágico”, explicó Guadagnino, vencedor el año pasado del Oscar al mejor guión con “Call Me By Your Name”.
Con seis minutos intensos de danza contemporánea, en los que los cuerpos magníficos de las bailarinas interpretan la guerra interior que viven, el filme mezcla muchas historias en un ambiente sombrío de los años 70 de Alemania, reconstruido con lujo de detalles.
La danza, las mujeres vistas como brujas modernas, los chorros de sangre que brotan de tripas abiertas forman parte de la iconografía de la nueva versión del filme del maestro del horror de los años 70, Dario Argento.
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“Vi la película de Argento cuando tenía 14 años y me marcó profundamente”, confesó Guadagnino, quien pretende impresionar también al público de los móviles y computadores, un poco más acostumbrado a las historias con pesadillas, ritos y delirios, tan comunes en las series de televisión.
AL BORDE DE UNA CRISISLos macabros huesos rotos y los chorros de sangre marcaron también a la joven actriz Dakota Johnson, hija de los actores Dan Johnson y Melanie Griffith.
“Yo soy una que absorbe los sentimientos de los que me rodean y cuando se trabaja en temas sombríos, se me pega todo ello a la piel y hablar con alguien querido te permite pasar a otro tema”, contó la actriz que negó el haber tenido que recurrir al psicoanalista para superar la experiencia.
El filme ha sido ambientado en una fría y triste Berlín, a finales de 1977, entre atentados de la RAF, los oscuros recuerdos del nazismo, el auge del psicoanálisis y las luchas de poder dentro de la compañía de danza femenina.
Considerado un ejercicio de cine por las escenas sádicas, en ocasiones gratuitas, no se descarta que esa fábula sórdida y truculenta convenza al presidente del jurado veneciano, el mexicano Guillermo del Toro, vencedor este año del Oscar con “La Forma del agua”, otra fábula llena de símbolos.
“Es un filme audaz y eso es importante cuando uno trabaja”, comentó por su parte Swinton, perfecta en el papel de madre simbólica, una suerte de homenaje a grandes coreógrafas como Pina Bausch o Marta Graham.
Guadagnino, que establece una suerte de paralelo en su película entre la compañía de danza y la liberación de las mujeres, reconoció que con el movimiento #MeToo las mujeres han atravesado un umbral del que no se regresa.
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“Suspiria fue rodada antes de las protestas, pero me gustaría creer que en mi trabajo, tanto ahora como en el futuro, no domine el deseo de abusar del otro con el propio poder”, dijo.
Un tema que este año surge en casi todos los filmes y que llevó a los organizadores del festival veneciano a suscribir el Manifiesto por la Igualdad entre hombres y mujeres en el certamen, tal como suscrito por Cannes (Francia) y Locarno (Suiza).