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“Perdida” es una película que mezcla absolutamente todo: uno puede encontrar drama doméstico, ‘film noir’, película de detectives, reflexión sobre la crisis económica y una muy ácida crítica a los medios de comunicación y cómo moldean personajes sin importarles la verdad o a quién o cómo perjudican en ese cometido. Cuando se tocan tantos temas, se corre el riesgo de que la apuesta se desborde y que, por tocarlo todo, se termine sin profundizar nada.
¿Cómo hace David Fincher, el director, para salir bien librado del reto? Pues porque acierta en varios de los elementos de este ‘thriller’ que tiene más de un giro y que es bien complicado resumir sin dar elementos que revelen hacia dónde va la cinta. La premisa básica, sin embargo, es la siguiente: Nick Dunne (Ben Affleck), que se ha mudado con su esposa Amy (Rosamund Pike) a su pueblo en el sur de EE.UU., llega un día a su casa y no encuentra a su mujer. Es más: hay signos de violencia evidentes en toda la residencia. Desesperado, él mismo comienza a meterse en una espiral que parece no tener fin cuando todo el pueblo empiece a creer que él ha tenido que ver con la desaparición.
Como en sus dos mejores películas (“Zodíaco” y “Red social”), Fincher hace una película sobre las apariencias, y sobre como estas se convierten en elementos que engañan incluso en nuestro mundo más personal, ya sea nuestro trabajo como nuestras relaciones amicales. En “Perdida”, esas apariencias se meten a la cama y afectan la convivencia más armoniosa. Fincher parece interesado en mostrarnos esos gestos que nos escapan, que no podemos controlar y que van tumbándose la pantalla que creamos.
Por eso, el realizador enclava su película en ese terreno borroso en que no hay nadie bueno ni nadie malo, en el que todas las relaciones tienen un nivel de ambigüedad y oscuridad que generan siempre algún tipo de alerta. Desde la confianza e intimidad que existe entre Ben Affleck y su hermana gemela hasta el abogado defensor de maridos asesinos que, de pronto, vemos como un defensor de la justicia y de las buenas causas. Fincher juega con nuestra propia percepción sobre quién es quién y sobre cómo evaluamos a los personajes que se nos presentan.
Pero el cineasta es también un gran creador de ambientes (lo demostró “Se7en: pecados capitales” y lo confirmó la enorme “Zodíaco”). Y esos ambientes son justamente los que le dan dinamismo a la historia, los que enmarcan la película en códigos genéricos claros. La mujer fatal que compone Pike se enmarca en la mejor tradición del cine negro, y Fincher justamente explota esa vena sin ningún tipo de rubor. Lo mismo se puede decir de Affleck (quien da, quizá, su mejor trabajo como actor): él es el hombre común y corriente que ve cómo su vida se va haciendo pedazos, sin tener ningún tipo de control sobre las situaciones. La película no tiene ningún problema en apretar el acelerador y llevar al extremo arquetipos que pertenecen a un imaginario muy propio del cine estadounidense: desde las mujeres manipuladoras del cine negro hasta ese sur de EE.UU. oscuro y que saca las pulsiones más primitivas de la gente.
Y justamente esos elementos genéricos trabajados por Fincher permiten que la cinta vaya derivando hacia un punto alejado de cualquier atisbo de realidad, en donde lo inquietante va contaminando absolutamente todo a partir de la estilización; una estilización que se hace presente, por ejemplo, en los momentos en casa del personaje de Neil Patrick Harris; que tienen algo de infernal y fantástico.
Ese trabajo de la cinta con la exageración de ciertos esquemas es lo que permite que se cuele un humor negro, irónico, que inquieta y hace sentir incómodo. Y ese es, quizá, el mayor mérito de Fincher: entender que todos los elementos que quiere tocar (desde los problemas de pareja hasta la manipulación mediática) nada más podían ser cohesionados a partir de la ironía. “Perdida” va creando una vorágine de situaciones que se van haciendo cada vez más trabajadas en base a la irrealidad y la exageración. Y Fincher, lejos de aterrizarlas para acrecentar el dramatismo de las mismas, les agrega una fuerte cuota de delirio, abriendo un espacio para que cuele ese humor cómplice tan propio del mejor sarcasmo.
Por eso, una lectura posible de la cinta es que estamos ante una sátira que se burla de todo: desde el matrimonio hasta la locura de consumismo, desde esos abogados que vemos en la televisión defendiendo a impresentables hasta del propio trabajo policial. Y, por supuesto, sobre los medios de comunicación, que en vez de ayudar a crear opinión moldean personajes e historias dignas de la más rancia telenovela.
Pero de nuevo, esta es una de las tantas lecturas que puede ofrecer “Perdida”. Y justamente eso es lo interesante: sus repliegues y vueltas de tuerca lo que hacen es abrir más preguntas y dudas. El juego que propone David Fincher es uno intenso, de esos que nos hacen dudar de lo que estamos viendo. El cineasta sabe lo que hace.
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FICHA TÉCNICATítulo: “Perdida” (“Gone Girl”)País y año: EE.UU., 2014Director: David Fincher. Actores: Ben Affleck, Rosamund Pike, Tyler Perry.Género: Thriller.Duración: 150 minutos.