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Jennifer Lawrence apareció en Hollywood de la nada, con la intensidad de un huracán y con la intención de quedarse, de escribir su nombre bien en alto. La joven y atractiva chica de la excelente “Winter' s Bone” (2010) es ahora una heroína seguida por millones de personas gracias a la saga “Los juegos del hambre”, cuya tercera entrega “Los juegos del hambre: Sinsajo-Parte I” llega hoy a las salas.
Lawrence se hizo conocida por “Winter' s Bone”, cinta independiente de Debra Granik en la que interpretaba a una joven que iba en busca de su padre. El ambiente de descomposición del filme, ambientado en las zonas montañosas de EE.UU., era perfectamente complementado por una joven que mezclaba fragilidad y fuerza en un rostro. En ese ambiente de drogas y pobreza en el que ocurría la historia, Lawrence era la luz que luchaba contra ese mundo.
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Su gran interpretación, evidentemente, llamó la atención. Y su nominación al Óscar no se hizo esperar. En febrero de 2011, al frente del en ese entonces teatro Kodak, una chica de impresionante vestido rojo hizo su aparición. Era Lawrence. Y quizá, en ese momento, la joven y prometedora intérprete se convirtió en el fenómeno global que es hoy.
Claro que esa aparición en el Óscar que llamó a todos la atención a todos hubiera quedado en nada si no fuera por las decisiones de carrera que tomó. Primero, “X-Men: primera generación”. Y, después, “Los juegos del hambre”. Si uno reza encontrar, entre los grandes 'blockbusters' que Hollywood propone, alguno que mezcle el espectáculo con la inteligencia, pues esas dos cintas son un buen ejemplo.
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Pero “Los juegos del hambre” fue una verdadera sorpresa: nadie, ni el más entusiasta de sus productores, pensó que la cinta iba a ser el fenómeno que fue. Con un presupuesto de menos de 75 millones de dólares (bastante escueto para un 'blockbuster'), la cinta recaudo casi 700 millones a nivel mundial, siendo especialmente exitosa en EE.UU. ¿A qué se debe esto? Pues quizá el filme capturó el malestar de una juventud que veía como la crisis económica se comía el sueño americano que les habían vendido desde siempre. En todo caso, la cinta tocó fibras profundas que se reflejaron en la taquilla.
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¿Pero es fue suficiente para Lawrence? Pues no: “Los juegos del destino”, de David O. Russell, fue otra cinta consagratoria. Porque su personaje, una viuda algo desestabilizada que vuelve a encontrar el amor en Bradley Cooper tenía una carga sexual impresionante. Era sexy, fuerte y, al mismo tiempo, frágil. Todos esos elementos se pueden encontrar en una actriz como Jennifer. Y, a veces, conviven en una sola expresión. Su Óscar a Mejor Actriz por el filme le rinde plena justicia a su trabajo.
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Ahora, Lawrence vuelve a ser el rostro de una juventud que se revela contra un orden que no funciona. Veremos si “Los juegos del hambre. Sinsajo- Parte I” sigue nutriendo de buena aventura una saga interesante, la mejor de todas las adaptaciones de libros de ciencia ficción para jóvenes.