Una propuesta legislativa suele cobijar una serie de puntos de trasfondos complejos. La nueva ley de cine en el Perú –se espera que la próxima semana se efectúe en el pleno del Congreso la votación final para su aprobación– no es la excepción. Algunos de sus avances saltan a la vista: la ley apunta a triplicar los recursos destinados al sector (de 2.000 UIT se pasaría a 6.000 UIT, lo que equivale a más de S/25 millones).
Y como mínimo, entre el 30% y 40% de esos recursos se destinarán a los proyectos de los distintos departamentos del país.
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También despiertan expectativas el régimen de incentivos fiscales o que se considere la participación del Instituto Nacional de Radio y Televisión del Perú (IRTP) como productor de obras cinematográficas o audiovisuales.
Algunos puntos que han suscitado debate: que esta ley dependa del presupuesto anual del Ministerio de Cultura, el cual es asignado según las decisiones del Ministerio de Economía. Es decir, esta ley de cine no incluye un fondo autónomo, que sí existe, por ejemplo, en Colombia (tal cuenta en el país cafetero recibe los dineros recaudados por la cuota que pagan exhibidores, distribuidores y productores por la exhibición de obras cinematográficas nacionales y extranjeras).
También se habla de contratos entre los cines y las películas peruanas a ser exhibidas para evitar que estas sean sacadas de la cartelera de manera intempestiva. Sin embargo, ¿quién garantiza que tales contratos sean justos? Francisco Adrianzén, sonidista y docente, comentó en un post publicado en Facebook: “Los contratos de exhibición, ahora incorporados a la ley, serán letra muerta dentro de muy poco tiempo seguramente”. Su publicación lleva este título: “Nueva ley para un mismo cine”.
—Posiciones—Muchos puntos de esta nueva ley de cine deben ser reflexionados en aras de una reglamentación adecuada en caso de ser aprobada.
Al respecto, el cineasta Jonatan Relayze comenta: “Tengo sentimientos encontrados. Sin duda, esta ley posibilitará la producción de muchas más películas en todo el país. Sin embargo, se deja de lado un tema importantísimo, que es la distribución y exhibición de las mismas. Actualmente ya contamos con un mercado en el que difícilmente se pueden estrenar películas más pequeñas como 'Rosa Chumbe', que deben competir contra los 'blockbusters' por un lado y, por el otro, contra un cine comercial peruano que tiene a su disposición a la gran mayoría de medios de comunicación. En el caso que se duplique la cantidad de películas estrenadas, ¿tenemos público para esa cantidad de películas? ¿Tenemos técnicos suficientes para ese nivel de producción? ¿Tenemos salas suficientes para pasar las películas en buenas condiciones en todo el Perú? Y lo más importante de todo, ¿los exhibidores van a querer proyectar estas películas más pequeñas?”.
Miremos la coyuntura: los Avengers han copado los cines. ¿Es el triunfo legítimo del entretenimiento y del consabido “lo que le gusta a la gente”?¿O es la imposición de un pensamiento hegemónico? Jorge Licetti, CEO de New Century Films (que representa a 20th Century Fox y Warner Bros.), opina que Avengers es un fenómeno global y “saludable”, dado que aquí se trata de cine. Se le pregunta si viene al caso volver a abordar el asunto de la cuota de pantalla que exige la exhibición obligatoria de cintas peruanas en los cines (este punto no está incluido en la nueva ley). Licetti duda de que “una cuota sea la solución para un cine peruano bien definido y que tiene a sus géneros y autores bien marcados”.
Él añade: “Un programador inteligente sabe la diferencia entre Avengers y'‘Wiñaypacha' [...]. Un buen profesional sabe cuál es el espacio de cada producto [...]. Una cuota generaría más discordia que soluciones”.
Licetti es partidario de esta nueva ley de cine y de su propuesta de triplicación de recursos, aunque cree que esta también cuenta con carencias. Una de ellas es la “carga tributaria enorme que tiene una entrada al cine”. El CEO agrega: “Si no se corrige eso, no va a haber el progreso que todos esperan [...]. Ojalá se pueda incorporar en algún momento de este proceso la derogación del impuesto a los espectáculos públicos no deportivos”.
Sin duda, son temas complejos que merecen un análisis extendido.