A sus 56 años, Tom Cruise prueba que puede seguir siendo una superestrella de acción. Su carta ganadora es la saga “Misión imposible”. Y hay que reconocer que no se equivocó en la elección de los directores. Desde Brian de Palma hasta Brad Bird, todos –salvo John Woo, que llegó a aburrir con “Misión imposible 2” (2000)– han sabido hacer de las aventuras del grupo de espías liderados por Ethan Hunt (Cruise) una interesante actualización del mejor cine de entretenimiento de Hollywood.
Esta vez Hunt y su equipo –continúan Luther, el científico interpretado por Ving Rhames, y Benji (Simon Pegg), el “cerebro” que pone el toque de humor– deben hacer frente a un comando terrorista internacional que pretende hacer explotar un conjunto de bombas nucleares. Pero también tienen que lidiar con el Gobierno Estadounidense, donde Angela Bassett tiene el rol tutelar. Será ella quien enquiste en el grupo de Hunt a August Walker (Henry Cavill), superespía que vigila la actuación de Hunt.
Es notorio que Christopher McQuarrie –célebre por su guion de “Sospechosos comunes” (1995)– ha escrito y dirigido esta entrega como una continuación de la anterior, “Misión imposible: nación secreta”, de la que él mismo se encargó en el 2015. Los personajes, en esencia, tampoco han variado, aunque McQuarrie es lo suficientemente hábil como para saber que todas las identidades deben estar puestas en cuestión: nadie es quien se supone debe ser.
Este es un guion más endemoniado y enmarañado que el de “Nación secreta”. Si esa era una película de tono más serio, apegado al suspenso, ahora encontramos un espíritu más juguetón, que apuesta por la velocidad sin respiro al estilo de la saga “Rápidos y furiosos”. El carnaval de máscaras se combina así con un concierto de secuencias de riesgo muy bien filmadas y llevadas al límite de lo imaginable: como han dicho algunos, son las mejores piezas de acción y persecución de los últimos años.
La saga de Cruise también ha sabido sintonizar con los tiempos. Recordemos que la serie de TV en la que se inspira, aparecida en los años 70, nació en el contexto de la Guerra Fría. Ahora, en cambio, todo se trata de anarquía y terror nihilista, y de los complots al interior de organizaciones de inteligencia gubernamentales, esas que están dispuestas a sacrificar innumerables vidas con tal de lograr sus propósitos.
En “Repercusión” hay también una interesante reverberación del pasado. No solo vuelven los personajes clave de “Nación secreta”, como la imprescindible Rebecca Ferguson en su fascinante papel de ambigua agente secuestrada por las fuerzas enemigas. También regresa el motivo romántico más antiguo de la saga, de la mano de Michelle Monaghan. Se exhiben las arrugas de esta actriz, así como las de Cruise, en lo que sin duda es un filme joven en su despliegue de adrenalina, pero también muy nostálgico.
Otro elemento a destacar en esta entrega es Henry Cavill –“El hombre de acero” (2013)–, quizá el personaje más intrigante de la saga. Y en medio, París y Londres, escenarios que logran una nostalgia redoblada. “Misión imposible: repercusión” es un homenaje al cine clásico, aunque hecho con la ambición del cine moderno, con sus interminables dobleces, vueltas de tuerca, y retos al espacio y al tiempo (véase la apasionante lucha contra el reloj de la última media hora). No obstante, el filme no puede evitar dejar en el espectador un extraño sabor a conclusión, a última sinfonía. Grandiosa y divertida, es cierto, pero también algo vieja y desgastada.
AL DETALLEPuntuación: 3/5Título original: “Mission Impossible: Fallout”. Género: acción, aventura, thriller. País: Estados Unidos, 2018. Director: Christopher McQuarrie. Reparto: Tom Cruise, Henry Cavill, Rebecca Ferguson, Ving Rhames.