El cine perdió a uno de sus grandes directores con la muerte a los 91 años del francés Alain Resnais, que se hizo famoso con “Hiroshima, mon Amour” y “El año pasado en Marienbad”.
Las confusiones, intrigas complejas y el juego dentro del juego: su pasión por la experimentación lo convirtió en un maestro del cine de autor. “Me interesa si esto o lo otro se puede mostrar en el cine. Siempre busco algo nuevo”, señaló el cineasta bretón, nacido en Vannes.
Hace apenas dos semanas había sido premiado en la Berlinale su último trabajo, “Aimer, boire et chanter”.
Este artesano que jugaba con el cine falleció el sábado en París rodeado de su familia.
SU ÚLTIMO TRABAJOEl productor Jean-Louis Livi dio a conocer la noticia de su muerte. Livi financió las últimas cintas de Resnais, entre ellas también “Aimer, boire et chanter” (Amar, beber, cantar). La historia trata sobre tres matrimonios cuyas mujeres están ensayando una obra de teatro y durante esos ensayos se enteran del cáncer terminal de un tal George.
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El filme, que adapta una obra del dramaturgo británico Alan Ayckbourn a modo de teatro filmado, ganó en la Berlinale el premio Alfred Bauer a las películas que abren nuevas perspectivas en el séptimo arte.
También hablaba del teatro dentro del teatro la película que presentó en Cannes en 2012, “Vous n'avez encore rien vu”, un drama en el que se superponen la realidad y la ficción. Resnais rodó siempre películas intelectuales y exigentes pero con una estética que las hacía tener éxito entre el público.
UN CINEASTA INTELECTUALSu fama de experimentador y cineasta intelectual procede sobre todo de los años 60. En su cinta de ciencia ficción “Je t'aime, je t'aime” confundió al público y a la prensa especializada francesa con su complicado juego entre niveles temporales y de realidad, y en “Provence”, de 1976, confrontó a los espectadores con la muerte y las fantasías de un escritor enfermo. Sin embargo, él siempre rechazó ser definido de ese modo, y se veía como un mero instigador, alguien que unía las partes, un “montador”.
Cuanto más viejo se hacía el cofundador de la Nouvelle Vague francesa, más grotescos y locos eran sus filmes. En “On connait la chanson”, los actores alternan los diálogos con el playback original de canciones de Charles Aznavour, Edith Piaf y Johnny Hallyday. Por esta original comedia social sobre el mundo de las canciones y las heridas de la vida, el director fue premiado en 1998 con siete premios César del cine francés, entre ellos el de mejor película del año.
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Resnais nació para ser cineasta, pues ya con 13 años rodó su primera cinta de ocho milímetros. Entre 1946 y 1947 cambió a los 16 milímetros y se centró en documentales sobre pintores como Van Gogh y Gauguin y temas artísticos como el retroceso del arte africano. El más famosos de ellos es su estudio sobre la Biblioteca Nacional de París, “Toute la mémoire du monde”.
Su debut como director de ficción fue “Hiroshima, mon amour”, basada en un guión de Marguerite Duras. La película sobre los horrores de las bombas atómicas se convirtió en un filme de culto, al igual que “El año pasado en Marienbad”. El guión de esta cinta, rodada en los castillos bávaros de Nymphenburg y Schleißheim, así como en la Residencia de Múnich, fue escrito por el fallecido Alain Robbe-Grillet, creador del movimiento “nouveau roman”. La obra, de tintes surrealistas, le valió en 1961 a Resnais el León de Oro del festival de Venecia.
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