MARILIA PASTOR (@AltoALaCensu) Redacción Online
Sheldon Cooper (interpretado por Jim Parsons) tiene una lógica explicación para la Navidad. Él no cree en el nacimiento de Jesús. Para él, las celebraciones por el 25 de diciembre tienen su origen en una tradición pagana que se sigue festejando hasta nuestros días: Saturnalia.
“En la era pre-cristiana, cuando el solsticio de invierno se acercaba y las plantas morían, los paganos llevaban ramas verdes a sus casas, como un acto de magia compasiva, con la intención de proteger las esencias vitales de las plantas hasta la primavera. Más tarde esta costumbre fue tomada por los europeos del norte y, finalmente, se convirtió en el llamado árbol de Navidad”, cuenta Sheldon en el capítulo 11 de la segunda temporada.
Él hace referencia a la antigua celebración romana de Saturnalia en honor a Saturno, dios de la agricultura.
REGALOS Para Sheldon, el intercambio de regalos se basa en la reciprocidad y, por lo tanto, se convierte en una obligación. Si fuera por él, no le regalaría nada a nadie. Pero una vez que se entera que uno de sus amigos (Penny, Howard, etc.) le ha comprado un obsequio buscará cumplir con la costumbre. ¿Cómo? Dando un presente del mismo valor y que represente el mismo nivel de amistad que le ofrecieron a él. Por eso, es más fácil no regalarle nada.
EL ÁRBOL Al físico teórico no le gustan los árboles navideños. Los considera un “peligro de incendio infestado de arañas”. Pero si lo obligaran a poner un adorno en el árbol, tiene guardado un busto de Sir Isaac Newton, científico inglés que nació el 25 de diciembre 1642 según el calendario Juliano.
PAPÁ NOEL Sheldon odia a Papá Noel. La principal razón es que su abuelo, o Pop-pop como le llamaba, falleció días antes de Navidad. Él era el único de su familia que lo apoyaba en sus deseos de ser un científico. El pequeño, de cinco años, le pidió a Papá Noel que trajera de vuelta a su abuelo. Deseo que no se cumplió.
RECUERDOS NAVIDEÑOS La madre de Sheldon es una cristiana devota por lo que celebrar la Navidad era costumbre en su hogar. Tenían un árbol, un pesebre con un Papá Noel inflable y un reno de plástico en el jardín. Además, su casa estaba decorada con tantas luces que provocaban “incontables convulsiones en los vecinos”, según el físico. Otra tradición para los Cooper era pasar 12 horas en la Iglesia seguido de comer pastel de frutas.
Así que ya lo saben, ¡Feliz Saturnalia!