Los Ángeles en el cine suele ser una ciudad agresiva y fascinante, de esas en la que las calles, las autopistas y la luz de los faroles reflejados en la noche suelen ser protagonistas tan fuertes como los personajes de la cinta misma. En esa ciudad tan cinemática se mueve Lou Bloom (Jake Gyllenhaal), un joven que busca trabajo sin saber muy bien qué hacer con su vida. Hasta que encuentra la mejor manera de hacer dinero: recorrer esa ciudad oscura buscando accidentes, crímenes, asaltos y asesinatos: todo aquello que necesitan los noticieros matutinos de la ciudad. Lou llega, graba y vende al mejor postor: así, poco a poco, comienza a empujar los límites no solo de lo ético, sino de lo legal.Seguir a @Luces_ECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Bajo esa premisa se mueve “Primicia mortal”, ópera prima de Dan Gilroy. Y, más que bajo esa premisa, bajo ese ambiente: Los Ángeles vuelve a ser mirado de noche, con sus coches, sus pistas y su gente casi anónima, que nunca camina pero que aparece de pronto, ya sea en un carro de policía como en un camión de noticias. El director filma una ciudad agresiva, en la que lo violento está escondido en cada esquina, como si fuera una parte natural del paisaje.
Un paisaje que Lou simplemente se dedica a registrar para vender. Un Lou que puede cambiar de ser amable a ser cruel, que pasa de la conversación por amabilidad a la agresión, de ser el jefe amable pero firme a ser un déspota sin misericordia. Gyllenhaal es el alma de la película, y Gilroy lo aprovecha de cabo a rabo: su rostro y su cuerpo delgado (perdió casi 10 kilos para el rol) son los elementos sobre los cuales el actor juega, haciéndonos sentir que, incluso cuando parece calmado, hay algo dentro perverso que está a punto de emerger.
Una perversión que poco a poco va saliendo y que pareciera siempre tener calculada: desde la primera escena sabemos que la violencia es algo que convive con Bloom, que está siempre presente. Y Gyllenhaal sabe condensarla muy bien, haciendo que aparezca por chispazos viscerales.
Gilroy se apoya en el rostro de sus actores para transmitir tensión: no solo está Gyllenhaal, sino también Rene Russo y Riz Ahmed, quien hace del asistente de Bloom. El realizador pega la cámara al rostro de sus actores para mostrar su cambios constantes: Russo pasa del interés que le suscita haber encontrado en Gyllenhaal una nueva promesa a la angustia que le genera tener que someterse a los deseos del monstruo en el que se ha convertido. Y Ahmed es el joven indigente que, primero, se ve interesado por lo que le ofrece Lou para después sufrir la transformación del personaje.
“Primicia mortal” hace de los rostros y de la ciudad los componentes de su propuesta: sus personajes tensos se mueven en una ciudad en la que el peligro y la sangre conviven con todos. Gilroy privilegia la acción física, como lo demuestra la escena del seguimiento a unos sospechosos de asesinato: pasamos de los rostros de los personajes a ver, a los lejos, a los criminales que buscan. La tensión en el rostro convive con esa normalidad que no es tal, y en la que la violencia puede hacer su aparición en cualquier momento. Es en esa dualidad, muy bien expresada en esa escena, que se encuentra el mérito de la película.
“Primicia mortal” (EE.UU, 2014)Dirección: Dan GilroySinopsis: Lou Bloom es un joven sin futuro que comienza a hacer negocio grabando accidentes o crímenes nocturnos y vendiendo el material a una estación de TV, lo que lo va transformando.
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