El 67 Festival de Cine de San Sebastián recibió a dos estrellas generacionales que cubren todo el espectro de fans, de veinteañeras/os hasta los cien: Ricardo Darín y su hijo 'Chino' Darín, protagonistas de la película del día: “La odisea de los giles”.
Son los más guapos, en opinión de una gran mayoría -a preguntas de Efe- de la cola que esperaba paciente para entrar al cine, como cada día desde que el viernes empezó el festival, llenando completamente las salas; una gozada en tiempos de streaming que no puede con el entusiasmo de los donostiarras.
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Con ellos, Úrsula Corberó, novia de Chino, internacionalmente famosa por su participación en la serie española más exportada, “La casa de papel”, otro “bombón” del festival que llegó al hotel María Cristina por la puerta de atrás para no hacer sombra a los chicos.
Al estilazo de Kristen Steward, Eva Green y los 'Javis' -Javier Ambrosi y Javier Calvo- solo le ha hecho sombra hasta ahora el glamour digno de los mejores años de Hollywood de Blanca Suárez, diva de máximo esplendor con la playa de La Concha al fondo, vestida ayer con un espectacular modelo beige de la diseñadora española Carmen March.
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Con Bárbara Lennie en el jurado y Juliette Binoche en “La verdad”, la cinta que lleva de nuevo a San Sebastián a otro imprescindible, el japonés Hirokazu Kore-eda, el festival abrió el foco para encontrar otros guapos con estilo.
Entre ellos, Josemari Goenaga, uno de los directores de “La trinchera infinita”, y los protagonistas de “Adults in the Room”, de Konstantin Costa-Gavras, los griegos Kristos Loulis (que interpreta al sexy Yanis Varoufakis) y Alexandros Bourdoumis, que hace de Alexis Tsipras.
Espectaculares también, con elegancia tibetana de sedas y enormes pendientes de pedrería, la productora Feng Jamei y la actriz protagonista de “La mu yu ga bei”, Dkyid, que se lanzó a cantar un trozo de una ópera tradicional del Tibet para amenizar una rueda de prensa que se estaba poniendo muy seria.
Nada tradicional es, sin duda, la directora debutante Lucía Alemany, espíritu libre donde los haya, que no dudó un instante en quitarse el vestido que llevaba, estando en la terraza del hotel María Cristina que da a la calle, donde le esperaba un fotógrafo de Efe, porque -con muy buen criterio- pensó que le sentaban mejor sus vaqueros.
No es novedad que los bares y restaurantes de la zona vieja de la ciudad estén a rebosar estos días, incluidas las terrazas y también por la noche, porque el cambio climático también ha llegado a Donostia: mañanas muy del norte, con nubes y fresquito -lluvia, si acaso, a primera hora- y subida de temperaturas a la noche. Tiempo raro, pero delicioso, que está acompañando a las estrellas.
Y eso que todavía estamos a la mitad del Festival. Ya se puede ir haciendo cola para ver a Penélope Cruz y a su marido, Javier Bardém, que este año va de consorte ecologista: ella, flamante Premio Donostia, él a concienciar de los daños en la Antártida.