El actor británico Stephen Fry confesó en una entrevista que su productor le salvó la vida después de que intentara suicidarse el año pasado tomando una combinación de pastillas y alcohol, informa hoy la cadena pública BBC.
Fry, que ha hablado en diversas ocasiones del trastorno bipolar que padece, hizo este inesperado anuncio durante una entrevista en directo, esta semana, con el cómico Richard Herring ante una gran audiencia en el Teatro Leicester Square de Londres.
El incidente ocurrió en la habitación de hotel en la que se alojaba Fry durante la grabación de un documental para la BBC2 y fue su productor quien lo encontró inconsciente después de haber sufrido fuertes convulsiones, que llegaron a provocarle lesiones en las costillas.
Me salvé por poco. Tomé una gran cantidad de pastillas y alcohol. La mezcla hizo que mi cuerpo se convulsionara tanto que incluso me rompí cuatro costillas cuando aún estaba consciente, detalló el también presentador y escritor, de 55 años.
Una honesta confesión que sirvió también para que el artista británico hablara abiertamente sobre su salud mental.
Soy la víctima de mis propios cambios de humor y estoy condicionado a medicarme para evitar llegar al punto del suicido, explicó el actor de películas como Sherlock Holmes o Alice in Wonderland (Alicia en el país de las maravillas).
Además, Fry añadió que, como presidente de la organización benéfica de salud mental MIND, sentía el deber de hablar sobre la posibilidad de morir que existe entre las personas con ciertos trastornos mentales.
Las declaraciones del cómico ya han suscitado algunas reacciones en importantes personalidades como Nick Clegg, viceprimer ministro del Gobierno británico, quien calificó hoy a Fry de valiente en declaraciones a una emisora de radio.
Para el político británico, al hablar con normalidad de su salud mental Fry está ayudando a borrar la sombra de la vergüenza que sienten las personas afectadas, así como el tabú que hay alrededor de este tipo de enfermedades.
Deberíamos tratar los problemas mentales de la misma forma que los físicos y hablar de ellos de forma abierta sin ningún tipo de discriminación hacia las personas que los padecen, opinó Clegg.