La saga de “Trainspotting” tiene una suerte de moral anti-'brexit'. No se aísla de la Unión Europea desde el orgullo ni cree que el Reino Unido sea el paraíso. Más de 20 años atrás, el personaje de Renton (Ewan McGregor) exclamó con didactismo: “Es una mierda ser escocés. Somos lo más bajo entre lo más bajo”. Entonces sus protagonistas, para escaparse del mundo plano y lineal, eligieron aislarse mediante viajes interiores que atraviesan distintos niveles de la conciencia y revelaciones alucinatorias activadas por cortesía de la heroína. El director Danny Boyle tomó la novela homónima de Irvine Welsh y patentó un clásico del cine moderno que sigue sintonizando con la sensibilidad de una generación que no le encuentra sentido a nada, pero que sabe gozar en la adversidad.
Como cualquier referente que se respeta, “Trainspotting” aún inspira o genera efectos en la realidad. Ahora su secuela –que se estrena mañana en los cines peruanos– continúa esa senda influyente. Hace unos meses, la política escocesa Hannah Bardell rindió tributo a Danny Boyle y Ewan McGregor en el mismo Parlamento de Reino Unido y disparó un discurso en contra del 'brexit' que parafraseó un monólogo de la película. Y en su cuenta en Twitter escribió: “Inspirada por 'Trainspotting 2', quise resaltar que Escocia no escogió el 'brexit'. Escocia eligió la vida en la Unión Europea”.
VEINTE AÑOS NO ES NADALa secuela de “Trainspotting” se basa en la novela “Porno”, también de Welsh, y reagrupa a los protagonistas de su antecesora. Un motor de su relato se pregunta si los tentáculos de la madurez y su resaca por fin alcanzaron a los personajes enojados y adictos, y si el transcurso del tiempo da lo mismo o si los sigue arrastrando hacia el sinsentido.
Antes el dilema existencial de estos orgullosos drogadictos se resumía entre escoger un trabajo, no hacer nada y maldecir el presente que les tocó vivir. Ahora la duda podría reducirse a no saber si subir una foto a Facebook o a Instagram. ¿Cómo darle vuelta a esa tomadura de pelo que es la vida?
MELODÍAS EN FUGAOtro punto insoslayable de la saga de “Trainspotting” es su lisérgica banda sonora. El escapismo tiene que sonar a rebeldía, goce, lujuria, éxtasis químico y vanguardia. El clásico “Lust for life” de Iggy Pop adquirió otra dimensión festiva y vital gracias a la película. También se acoplaron a esa bitácora musical para huir de la realidad las armonías y acordes iridiscentes de Blur, New Order, Underworld, Brian Eno y otros pilares tanto de la escena estelar como del indispensable bajo mundo indie británico. En esta secuela, consagrados como The Clash y Blondie y emergentes que miran al futuro como Wolf Alice acompañan con sus melodías a Renton y compañía. Que la a veces predecible madurez no los detenga.
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