Los periodistas de cine han empezado a ver en Woody Allen los signos de envejecimiento que reconocen en sus abuelos. Se inclina hacia su interlocutor para oír mejor, olvida las referencias que antes lanzaba como citas textuales, y se vuelve a iluminar cuando hace memoria de su arte y su nostalgia. Nacido el 1 de diciembre de 1935, Allan Stewart Königsberg ha producido casi una película por año desde 1969, en una maratón cinematográfica que informa sobre las bendiciones y los desperfectos atemporales del ser occidental.
Criado en Brooklyn (Nueva York) en los años de la Segunda Guerra Mundial, Allen considera que quizá creció demasiado rápido. Sus padres judíos no se llevaban bien y de niño resintió el trato temperamental de su madre. En el 2014, en su gira de lanzamiento de “Magia a la luz de la luna”, declaró que “la vida es un desierto lleno de polvo, explosiones, muerte y violencia, pero hay momentos mágicos: cuando me encuentro con alguien y me enamoro”.
La pasión y la ironía salvaron a Woody Allen, que supo volcarlas en el stand-up comedy y luego en el cine. Su arte está lleno de aforismos con efecto analgésico. El celuloide ha demostrado ser una buena terapia.
BIENVENIDO AL CLUBEl director de cine se une este martes al club de los octogenarios con plena vigencia en el mundo de las artes. En los últimos años, múltiples estudios sobre el envejecimiento cognitivo han establecido que su variabilidad es prácticamente impredecible entre individuos, y que supera especulaciones simplistas sobre estilos de vida. La longevidad de personajes de la variedad de Clint Eastwood (director), Philip Roth (escritor), Daniel Kahneman (psicólogo, Premio Nobel de Economía) y, próximamente, Mario Vargas Llosa, parece demostrarlo.
Por todo lo que abarca una mirada hacia atrás, los tipos intelectuales dejan insinuaciones a la mortalidad mientras se van tomando en serio el propio envejecimiento. Allen no ha sido distinto. “Mi madre cuenta que yo era este niño alegre hasta los cinco años, en que me volví gruñón y malhumorado”, contó en un documental de PBS (2011). “Solo puedo pensar que, cuando supe que iba a morir, no me gustó la idea”. La decepción no se ha disipado, es lo que lo mantiene vivo.
LO QUE VALE UN OCTOGENARIOLa teoría generacional de Strauss-Howe propone que cuatro generaciones –grupos de personas nacidas en un rango de 20 años– forman un ciclo histórico regular de 80 años, cuya estructura se repite una y otra vez. Mientras un individuo puede aprender de sus errores después de 80 años, no hay mucha gente con esa experiencia para el inicio de un nuevo ciclo ni muchos que la oigan. Entonces, la historia vuelve a comenzar:
ALAIN DELON. Retirado del cine en 1997, aparece ocasionalmente en roles pequeños. Polémico por su simpatía con la derecha de Le Pen.
JULIE ANDREWS. La recordada novicia rebelde recuperó su voz con una cirugía en el 2000 y revitalizó su carrera cinematográfica
MARIO VARGAS LLOSA. El Nobel de Literatura cumple 80 años el 28 de marzo. “Llego en un estado maravilloso”, declaró en octubre.
JOSÉ MUJICA. La sencillez y la coherencia del ex presidente uruguayo asombran a la juventud progresista, que lo ha tomado por gurú.
TENZYN GYATSO. El Dalai Lama titular celebró su cumpleaños en julio, con tres días de eventos en California, pro fondos para la caridad.