Los entendidos destacan que su dibujo era sencillo y que su expresividad residía, sobre todo, en su humor y en los diálogos rápidos que daban cuenta de su activismo en el feminismo. Así fue como Claire Bretécher se ganó un lugar dentro de la comunidad de los historietistas o, como en su natal Francia se llamaba, la ‘bande dessinée’. El mundo de la ilustración lloró el lunes su partida: a los 79 años, falleció en París la mujer que refrescó la industria del cómic francés, antes dominada por la mirada masculina.
Bretécher fue una iconoclasta. Se recuerdan sus obras “Cellulite” (1969), parodia de los cuentos de hadas , y “La apasionada vida de Santa Teresa de Ávila” (1979), que mostró a la religiosa como nadie la imaginó.
Hasta el año pasado, una de sus creaciones se vio en la televisión local. Los domingos por la mañana se transmitió “Agripina” (1988), adaptación de su historieta que narraba las vivencias de una adolescente (cuyo nombre titulaba a la ficción) que –tal como anota el diario “El País”– el sociólogo Pierre Bourdieu consideró como una “rigurosa etnografía de la burguesía intelectual de izquierda parisiense”.