MARILIA PASTOR
La infancia de Juan Matías Loiseau estuvo marcada por las mesas redondas y los viajes al interior de Argentina en compañía de grandes nombres como Roberto Fontanarrosa, Quino y Carlos Loiseau (más conocido como Caloi), su propio padre. “Era muy chiquitito. Veía eso y sentía la necesidad de dibujar. Agarraba un montón de hojas y me sentaba al lado de ellos a dibujar. No podía evitarlo, me contagiaban”, recuerda el joven —considerado uno de los nuevos referentes del humor gráfico de su país junto con Liniers– que firma sus ilustraciones como Tute.
En su niñez ya se perfilaba su pasión y, desde 1999, empezó a publicar en el diario “La Nación”. Sus preocupaciones y obsesiones –el tiempo, la soledad, el amor y el desamor– son temas recurrentes. “La manera que tengo de analizarlos es dibujar, pensar y abordarlo con humor. Hojeando un libro mío me doy cuenta de que es una autobiografía muy sutil”, dice el autor de “Araca, corazón!”. Él agradece no estar supeditado a otros. “Afortunadamente, me he vuelto un burgués de mis ideas y deseos. Solamente dibujo lo que tengo ganas de dibujar y de expresar”, comenta Tute quien nos visitó como parte del I Festival de la Palabra. Así pudo cumplir su “capricho” de crear la novela gráfica “Dios, el hombre, el amor y dos o tres cosas más”, que lanzará a en agosto en su país. También se dio el gusto de darle fin a “Batu”, su propia historieta con una familia de personajes al estilo de “Mafalda”. “Yo mismo me encariñé con ellos, pero me prometí que el día que no sintiera ganas de dibujarlos lo dejaría y así hice”, sostiene el argentino que ahora está inmerso en un nuevo proyecto con Batu y los demás personajes: llevarlos a la televisión. Un nuevo formato, las mismas historias.