Antonio, un abogado que ha llegado a los cincuenta años sin aspiraciones y con un matrimonio casi quebrado, se encuentra, de la noche a la mañana, con un doble que lo suplanta físicamente. Su esposa, su hijo y sus compañeros de trabajo se desarrollan junto al suplantador sin problemas, como si la vida continuara con normalidad.
Así podría resumirse “Antonio vuelve a casa” (Alfaguara,2015), la más reciente novela del escritor peruano Iván Thays, publicada siete años después de “Un lugar llamado oreja de perro”, su último libro para público adulto.
Despojado de su identidad, el protagonista de esta historia termina habitando en la casa de un misterioso vecino. Desde ahí, permanentemente, mira lo que ocurre con sus seres queridos. La poca distancia física que lo separa de estos, no obstante, es un trayecto infinito en lo simbólico.
La nueva novela de Thays no es solo un repaso por la vida que el protagonista pierde al ser suplantado, sino también es una exacta descripción acerca de la convivencia inusitada con seres rarísimos, aunque dotados de mucho sentido.
Y es que con el paso de las páginas conoceremos a Valdemar, una bella desconocida que devuelve a Antonio la capacidad de sentir placer. También surge la tartamuda Orfilia, quizás el personaje más trascendente del grupo de los secundarios.
Esta mujer de proporciones elefantiásicas y con aspecto casi grotesco llega a la casa (temporal) de Antonio para revolucionar sus pensamientos, y su forma de concebir la vida misma.
Entre el rechazo y el cariño que Antonio llega a sentir por Orfilia hay una línea muy delgada que Thays dibuja con talento. Esta mujer libera en nuestro protagonista sentimientos que parecía haber olvidado. La preocupación y el interés por cuidar un ser que días antes probablemente ni hubiera volteado a mirar, son por momentos conmovedoras.
Valdemar, Orfilia y Titus (un arrogante actor porno) activan la curiosidad en el mundo de un hombre acostumbrado a la monotonía, al poco sexo y a vivir lejos de su único hijo.
El lector de “Antonio vuelve a casa” será víctima de una curiosidad natural: ¿por qué alguien se rinde y entrega su vida sin oponer mayor resistencia? ¿Estamos dispuestos a despojarnos de la vida que nos ha tocado y empezar de cero?
“Antonio vuelve a casa” tiene 200 páginas y puede leerse fácilmente en tres noches. Quizás no esté al nivel de los libros más recordados de Thays, como “Las fotografías de Francis Farmer”, “La disciplina de la vanidad” o incluso “Un lugar llamado Oreja de Perro', pero tiene un nivel muy interesante.