Con el propósito de brindar una charla sobre gastronomía peruana, Isabel Álvarez Novoa visitó California junto a su hijo Flavio Solórzano en el año 2013.
Lista para sorprender a su público, la socióloga y escritora gastronómica llevó consigo varios ingredientes propios de esta tierra. Sin embargo, su equipaje también incluyó un elemento inesperado: una olla de barro usada.
A minutos de brindar la conferencia, Isabel sacó la olla y le retiró el papel que la cubría. El recipiente se veía bien, por lo que todo auguraba una presentación perfecta. Sin embargo, a pocos metros de llegar al salón donde expondría, la olla se rompió.
El simbolismo que la olla de barro irradia para la gestora cultural motivó que se resista a tirar los restos del recipiente a un tacho de basura.
Isabel buscó la forma de enterrar los pedazos y lo logró. Un jardín de Napa Valley puede atestiguar aquel momento que la autora de “Las manos de mi madre” (Fondo Editorial USMP, 2015) cuenta en este nuevo libro.
La publicación, sabrosa como un buen plato del Señorio de Sulco, famoso restaurante que la socióloga sanmarquina fundó junto a su madre, Julia Novoa, hace 29 años, presenta una estructura más no un orden propiamente dicho. Y eso es quizás su mejor cualidad.
La reconocida investigadora gastronómica comparte aquí reflexiones, poemas pero principalmente recuerdos. Evocaciones de su progenitora, una mujer que vivió una intensa relación de amor con su cocina, ese espacio donde día a día miles de peruanas (y peruanos) crean sensaciones inolvidables a nuestros paladares.
“Las manos de mi madre”, una publicación promovida por la facultad de Ciencias de la Comunicación, Turismo y Psicología de la Universidad San Martín de Porres, no olvida ningún elemento de la cocina perfecta, la cual está lejos de ser aquella que contiene modernos electrodomésticos y utensilios de plástico importados.
La cocina ideal alberga un batán, ollas de barro, afilados cuchillos, tablas de picar de madera, nobles cucharas y un suave estropajo para limpiar. Cada elemento guarda un significado especial para la ganadora del Premio Especial del Jurado en el Gourmet World Cookbok Awards 2005.
El libro fue presentado el viernes 8 de mayo y bien podría verse como un homenaje a las madres peruanas por su día. A ellas se les puede atribuir gran parte del cariño que hoy nuestros cocineros más emblemáticos muestran hacia la gastronomía peruana, el gran motor de patriotismo que fluye sin parar desde hace varios años.
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(La portada del libro e Isabel Álvarez, su autora, junto a una olla de barro)