Nueva York, (DPA). Ken Follett dio un vistazo al siglo XX a través de la trilogía “The Century”. Con “El umbral de la eternidad”, que llega a las librerías europeas mañana, el escritor galés cierra el ciclo entre los acontecimientos de la Guerra Fría y la caída del Muro de Berlín.
En entrevista con la agencia DPA, el autor de best sellers -como “Los pilares de la Tierra”- defiende su estilo de escritura, habla de la importancia actual de los servicios secretos, de por qué el mundo está mejor ahora que hace 25 años y de por qué adora a los personajes malvados.
Acaba de finalizar su trilogía “The Century”. Detrás suyo quedaron tres libros con un total de 3.300 páginas en siete años. ¿Perdió una familia o una carga?
Ah, simplemente estoy feliz de que haya funcionado tan bien. No estaba cien por ciento seguro. Tenía de hecho un plan B, que le comunico al público, de que si no funcionaba devolvía mi anticipo. Ahora estoy muy contento por haber corrido ese riesgo, porque la repercusión de los lectores ha sido maravillosa.
Como autor uno tiene su pequeño universo en el que puede decidir quién tiene buena suerte y quién mala suerte, quién tiene un hijo, quién muere. ¿Disfruta un poco de jugar a ser dios?
¡Por supuesto, sin duda! Y es mucho más fácil de controlar que el mundo real.
En su libro uno de los protagonistas dice que Occidente no aportó nada a la caída del Muro de Berlín y al colapso del comunismo. ¿Cree eso de verdad?
Sí, estoy convencido de eso. Ese diálogo es entre dos agentes de la CIA. Fracasaron en todo. No querían que Vietnam fuera comunista, y fracasaron. No querían que Cuba fuera comunista y fracasaron. En Nicaragua también. Estados Unidos y la Unión Soviética calificaron a muchas guerras como la lucha entre el comunismo y el capitalismo, pero ambos estaban muy cerca. Muchas veces eran simplemente guerras colonialistas. La gente quería decidir por sí misma en sus países, eso no lo entendieron Washington ni Moscú. Los comunistas se mostraban como los liberadores, pero en realidad eran todo lo contrario.
¿Considera que los servicios secretos en general son innecesarios?
No, para nada. La tarea actual de los servicios secretos en Reino Unido, Alemania y Estados Unidos es reconocer y hacer frente a los peligros extremistas, principalmente de los islamistas. Y considero que eso es un trabajo extremadamente importante. Todos estamos amenazados por esta gente, nuestras familias, nuestros niños pueden morir. Por eso el trabajo de los servicios secretos es muy importante.
¿Pero estos servicios no van demasiado lejos al espiar a cientos de millones de personas?
Sí, absolutamente. Por eso es importante vigilar a estos servicios que vigilan. Y sobre todo debe haber sanciones. El que abuse de su poder debe ser castigado, sin duda. Creo que eso ocurre muy pocas veces. Los policías odian que les establezcan límites, pero un gobierno debe encontrar el equilibrio entre la necesidad de mantener alejados los peligros y la de defender la libertad. Incluso cuando se trata de sus propios policías, algo que éstos muchas veces no entienden. Pero no hace falta que lo entiendan, siempre que lo comprenda el gobierno.
En sus libros queda claro cuánto detesta al comunismo. A la vez, los líderes rusos parecen estar muy cerca de la gente, mientras que los gobiernos conservadores de Nixon y Reagan se muestran en cambio como parte de un bloque gris. ¿Usted es de izquierda, no?
(Se ríe). Sí, eso sin lugar a dudas. Pero debo admitir que mi idea sobre Nixon cambió. En los años 70 lo odiaba. Ahora investigué con uno de sus colaboradores y entre tanto debo reconocer que en algunas cosas fue muy bueno. Terminó la guerra de Vietnam, eliminó la separación racial en las escuelas y fundó la autoridad ambiental EPA. Pero no fue fácil darle rasgos humanos. ¡Era también un gran mentiroso!
Usted es muy bondadoso con sus personajes alemanes y hay muchas cosas de las que se podría acusar a los alemanes en el siglo XX. ¿Tuvo que escuchar alguna crítica al respecto?
¡Nunca! Sabe, la gente que combatió en la Segunda Guerra Mundial ahora es muy mayor, la mayoría seguramente ya está muerta. Cuando yo era pequeño algunos decían que el único alemán bueno era un alemán muerto. Y por más terrible que eso suene, lo entiendo en cualquiera que haya combatido en la guerra. Pero yo nací en 1949. Hace mil años los daneses atacaron nuestro país, violaron a nuestras mujeres y se robaron nuestras cosas y por eso no los odiamos hoy en día.
Y por eso hace 200 años la Marina británica redujo a Copenhague a cenizas. ¿Quizás puede considerarse que están a mano?
(Se ríe) Sí, quizás. Pero en serio, los franceses odiaron a los británicos durante décadas. Los historiadores británicos hablan de la “invasión inglesa”. En realidad era una horda de ladrones que navegaron a través del canal y se llevaron todo lo que pudieron. Y hubo violaciones y asesinatos. Los franceses hablaron de la “peste inglesa”. Sin duda algunos franceses siguen sin querer a los ingleses, pero de todas formas todo eso es parte del pasado, es historia. Eso no tiene que ver con las nacionalidades, sino con las circunstancias.
En sus libros los personajes muchas veces son muy simplistas. Los buenos son muy buenos, se ven bien y los malos son malos en todo sentido, incluso no son atractivos físicamente. Creía que eso sólo pasaba en las películas para niños de Disney.
Debería hacer un poco de memoria. ¿No tuve ningún malo bien parecido? Cameron Dewar, por ejemplo, ese era claramente uno de los malos...
Y es alto y flaco y no tiene ninguna posibilidad con las mujeres...
Si, eso es verdad también. Sin duda tuve malos atractivos. Pero seamos honestos: nuestros enemigos, los que todos tenemos, ¿no se ven también horribles a nuestros ojos?
¿Le gustan los malvados?
¿Como autor? ¡Los adoro! En mi libro “Los pilares de la Tierra” hay un malo llamado William Hamleigh. Es realmente desagradable en todo sentido. Y no hay otro personaje del que me hablen tanto como de él. La gente me pregunta por qué no lo maté antes. ¡Pero si uno tiene un verdadero malvado no lo mata en la mitad del libro! Se le necesita hasta el final.
Su libro “El umbral de la eternidad” comienza en 1961. En Estados Unidos los negros son ciudadanos de tercera, en la Unión Soviética hay un gobierno comunista y en Berlín un muro. El libro termina en 1989 y aparentemente los tres problemas están resueltos. No hay duda de que 1989 era mejor que 1961, ¿pero cree que 2014 también es mejor que 1989?
Lo creo. La raza humana hizo avances, aunque siempre haya algunos retrocesos. Los negros son actualmente más respetados que en 1989, la situación de las mujeres es mejor y la de los homosexuales mejoró drásticamente. La gran decepción es Rusia. Pensamos que era un país que se iba a librar de la tiranía, pero fue un error. Creo que sencillamente necesita tiempo para desarrollar una democracia, no alcanza con una elección exitosa.
Usted es uno de los escritores más exitosos del mundo y vende millones de libros. Sin embargo, los suplementos culturales no lo toman muy en serio, ¿lo enoja eso?
No, para nada. Por un lado tengo tantas gratificaciones que sería desagradecido si me quejara. Recibo maravillosas cartas de lectores a los que les gusta mi trabajo. Y también gano bastante dinero, puedo viajar en primera clase y dormir en hoteles hermosos. Y por otro lado también fui periodista y los entiendo, quieren algo nuevo. Quieren a un escritor de 25 años que haga una novela totalmente nueva. Al pequeño grupo de teatro que experimenta y crea algo completamente nuevo. Yo escribo de acuerdo con la tradición victoriana, como la mayoría de los que están en las listas de best sellers. Son libros con una historia, un comienzo, una parte del medio y un final, y funciona de maravillas. Nadie puede decir, 'miren lo que hace Follet, cambia toda la cara de la literatura', porque Follett escribe como se escribe desde hace 200 años.
La última pregunta debe sonar natural: ¿en qué trabaja actualmente?
En este momento estoy investigando material del siglo XVI. Hubo muchos planes de atentados contra la reina Isabel I, por eso se creó el primer servicio secreto de la historia moderna. Y fue muy exitoso, porque no funcionó ningún complot. También trabajo en una novela de agentes del siglo XVI. La acción transcurre nuevamente en Kingsbridge, la ciudad de “Los pilares de la tierra” y “Un mundo sin fin”. Estoy trabajando en ello desde hace ocho meses y soy optimista de que pueda ser publicado en 2017. No tengo un título, por ahora es simplemente “Kingsbridge III”.